viernes, 3 de junio de 2011

UNA ROSA BLANCA PARA MI MADRE - Bitácora 13

Una rosa blanca para mi madre

Escribe: Hugo Tafur                
         (peruano)
            
Jamás me imaginé escribir esta crónica, menos, en homenaje a la mujer que más amé en la vida: mi madre… Los recuerdos se agolpan en mi mente en tropel confuso, se me antojan, raudas golondrinas en vuelo, trazando invisibles arabescos en su ir y venir, no se posan, veloces se pierden en un mar difuso de colores que me turba y acentúa mi torpeza al no poder concentrarme. Pienso en ella, pienso en su partida, pienso en su ausencia… pienso en mi madre. “Una rosa con mis manos yo cogí / blanca como nieve de los andes / y al tenerla entre mis manos decidí / ponerla a los pies, de la mujer que más amé  / presta una ave en su pico la cogió / y volando se dirigió al camposanto / dejándola caer sobre la loza fría / que era la tumba de la madre mía”(*)1.

Hace seis meses, un día que me duele recordar… sin previo aviso, sin explicación, ni despedida se marchó a la paz de una estrella; dejando al compañero de toda su vida y cuatro “cachorros” como solía llamarnos, en la más absoluta estupefacción: “...¡Madre de mi alma!¿No es luz de tus ojos la luz de esa estrella / que como una lágrima de amor infinito en la noche tiembla / ¡Dile a la que hoy amo que no amé nunca / más que a ti en la tierra, / y desde que has muerto sólo me ha besado / la luz de esa estrella”…

En la bruma de mi recuerdo infantil, la dibujo muy joven, meciendo suavemente la hamaca de mi hermano... adormeciéndolo amorosa con una dulce canción de cuna. Pese a su juventud siempre estaba solícita, observado con mucha atención nuestra evolución de niños. Ella no solo nos enseñó a pronunciar nuestras primeras palabras, sino en mi caso, supo identificar mi precocidad y con paciencia me inculcó el cariño por la poesía. Estoy convencido, que los genes de mi amor por la literatura, fueron una herencia de parte de ella, pues su madre, mi amada abuela Rosa Mendoza González, estaba vinculada en Santiago de Chuco, su tierra natal, con los Mendoza, de cuyo tronco familiar procedía también doña María de los Santos Mendoza de Vallejo, madre del vate santiaguino-liberteño César Abraham Vallejo Mendoza. Mi abuela materna, expresaba con mucha naturalidad y sentido musical el ingenio de su pueblo, teniendo a flor de labios el dicho oportuno o los aires festivos de algún huayno, nacido de la inspiración de los poetas santiaguinos al contemplar los paisajes andinos de su tierra o basado en las tradiciones y costumbres de su raza; mi abuela, era una lectora obstinada, siempre tenía a la mano un libro, además de una dulzura y alegría perenne, a la que había que sumar una percepción muy clara de la vida con un concepto de libertad adelantado a su época.

La sentencia bíblica: "polvo eres y a polvo volverás”, lo entiendo a cabalidad. Sé que inobjetablemente se cumplirá en cada uno de nosotros, es ley de vida; sin embargo, en el caso de mi madre, no alcanzo a comprender su premura, lucía fuerte... Hacía solo unas semanas que el amado compañero de toda su vida, mi padre, había enfermado de consideración postrándose -al parecer- fue esta intempestiva situación, el detonante que minó su fortaleza y que ella se empeñó en ocultar, posiblemente, con la idea errónea de mantener la tranquilidad familiar, pero es indudable, sufría en secreto y con rapidez su “lámpara” fue gastando el combustible que le quedaba… Se acercaba el final, pronto dejaría de transitar por este valle de lágrimas: “¡Silencio! ¡Aquí se ha hecho ya de noche! / Ya tras el cementerio se fue el sol… / ¡Aquí se está llorando ya el cadáver! / No vuelvas... ¡Ya murió mi corazón! / ¡Silencio!.. ¡Aquí ya todo esta vestido / de dolor riguroso; y arde apenas, / como una cera tísica el amor!..”

Así, un viernes 22 de diciembre de 1995, se extinguió la vida de mi madre…  casi sin agonía, un intempestivo infarto detuvo su corazón… Sus manos benditas que cuidaron amorosamente de sus hijos, dejaron de abrazar y bendecir. Nunca más le volveríamos a tener junto a nosotros, ufanándose de un aniversario más de matrimonio junto al “Viejo”, cumplieron cincuenta y tres y tenían para más, nadie en la familia tenía duda de eso: “El borgoña de su copa aún le espera; / vibrando están las cuerdas del piano…/ Vinieron a llamarle y está afuera; / más pronto ha de volver, ¡es muy temprano!..”.

Siempre manifestó optimismo, ganas de vivir y gozar de la vida, junto a mi padre y el amor de sus hijos; aunque a veces, el recuerdo de sus padres muertos ensombrecía su frente y se embargaba de tristeza, pero lo superaba pronto, elevando una oración queda en su memoria. Sentía que se debía a los suyos, a mi padre lo amaba entrañablemente, por eso estoy convencido que su enfermedad lo afectó mucho, ella no lo decía, “pero la procesión iba por dentro”… su preocupación y tristeza de verlo postrado y tardar en recuperarse, devoró su alegría, cayendo en un profundo remolino de desaliento. Ella, simplemente, no concebía seguir viviendo sin el amor de su vida… sin el hombre, al cual estaba ligada desde los quince años: ¡Ay! La enlutada que con ojos negros, / ¡Oh, amigo inolvidable!, vino a verte; / no era la joven de los labios rojos / era una hermosa pálida: la muerte”.

“La puerta del salón no está cerrada, / abierta la dejaste ¡Oh viajera! / ha de volver la pálida enlutada…/ ¿Quién de nosotros marchará primero?”... ¡Requiéscat in pace, madre mía!… Una rosa blanca, en tu recuerdo.

(*)1: Poema de mi autoría, “Una rosa blanca para mi madre”.

Chimbote, 22 de Junio de 1996 - (Hora: 11:00)
Archivo BITÁCORA 13 (22.06.96) Chimbote
Revisada para el Blogg (JAPÓN  06 - 20110603) Ashikaga Shi

3 comentarios:

  1. MILUSKA TAFUR VERA18 de junio de 2011, 0:43

    PAPI EN ESTA BITACORA EXPRESAS EL AMOR TAN GRANDE QUE LE TIENES A TU MAMA Y TODOS LOS QUE LA TUVIMOS SIEMPRE CERCA ASI LO SENTIMOS TE FELICITO POR EST
    A BITACORA ES UN RECUERDO PARA TUS NIETOS Y UN ORGULLO PARA MI QUE ESCRIBAS TAN BONITO .

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  2. HUGO SAMUEL TAFUR E3 de julio de 2011, 2:20

    PAPITO HUGO ME GUSTO TU RELATO ESTA BIEN BONITO GRACIAS .

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  3. MAYERLIN ZAMBRANO TAFUR3 de julio de 2011, 2:30

    GRACIAS A ESTE HERMOSO RELATO PUEDO CONOCER MAS A MI VISABUELITA Y TAMBIEN ENTENDER CUANTO QUERIAS A TU MAMA .

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