viernes, 3 de junio de 2011

EL DAÑO - Bitácora 13


Daño... murmuraban los vecinos
El Daño

Escribe: HugoTafur
        (peruano)
         
Aquella noche, como si fuera el sonido de las cuerdas de un violín el gato maulló lastimosamente en el techo y pese al ¡shiii! ¡shiii! de la tía María, el animal no se movió; finalmente, por una rendija, el malvado soltó su pestilente orina dejando su sello repugnante de olor a azufre… "Es el mismo Diablo”, comentaban las viejas del pueblo. La misma noche, por el patio de la casa, pasó cantando el "Chuset” ave considerada de mal agüero. Al amanecer, tal como lo había vaticinado el brujo “Cucharita” en el Hospital de las Mercedes de Chiclayo, doña Rosita Aguirre entregaba su alma a Dios; su deceso acentuó las murmuración de los vecinos, respecto a la razón y autoría de su muerte.

Según se comentaba, había muerto de “daño” y la sospecha recaía en doña Susana, propietaria de la picantería de “la competencia”, quién envidiosa se irguió como rival gratuita de la “Tía Rosita”, cuya picantería, por los exquisitos potajes que servían,  merecía la preferencia de los parroquianos “huerequeques”, en el barrio “Augusto B. Leguía:  ¡Cholo! Se tiraron a la tía Rosita… ¡Guaa! Buenaza la Susana!.

Hacía sólo unos días, cuando por asistir a una asamblea de moradores del barrio, doña Rosita cerró el negocio y al retornar piaron a la envidiosa doña Susana “maleándole” el negocio. Había derramado una lata de basura en la puerta del local, y al verse descubierta en la oscuridad de la noche, argumentó que buscaba una cadenita de oro que se le había perdido en los desperdicios...; pocos días después, a la buena doña Rosita que no quiso darle importancia al incidente, le aparecieron unas punzadas raras…El médico que la examinó no pudo diagnosticarle nada; sin embargo, al ser conducida al  brujo “Cucharita”, este comunicó contundente: “¡Daño! Le han hecho daño, a doña Rosita. ¡Qué lástima! Se morirá la “tía Rosita”, dijo, nada puedo hacer".

Después de este suceso, la salud de doña Rosita rápidamente se deterioró, agravándose  en pocos días, hasta el lunes fatídico en que se murió. Los que la conocían no salían de su asombro, era increíble que la vida de doña Rosita se apagara tan violentamente. Duró sólo una semana.  Este hecho, como toda partida intempestiva, causó conmoción en la familia, de manera particular en sus amados hijos que se llenaron de dolor y desesperación: Santiago, Santos y María, llegaron presurosos de otras ciudades, los más pequeños Víctor y Elvira, en su orfandad, lloraban desconsoladamente… toda la alegría y tranquilidad que experimentaba la familia en días anteriores se tornó en incertidumbre. Su madre, su querida madre, semejante a una flor lozana y hermosa, había sido tronchada del árbol de la vida en la plenitud de sus fuerzas por ese torvo sentimiento de envidia y maldad que transforma a los seres humanos en viles y despreciables…sobre todo,  aquellos que convocan poderes demoníacos, para disponer en función de Dios de la vida de sus semejantes.

En la noche del velorio, los hechos que ocurrieron rayaron en lo insólito e inaudito, fueron sencillamente asombrosos, veamos: El comentario de los acompañantes una y otra vez giraba sobre la extraña enfermedad y la rápida muerte de doña Rosita, todos coincidían que fue “daño” inferido o propiciado por la perversa Susana. Cuando promediaba la medianoche, un familiar de la cruel mujer concurrió al velorio para burlarse, portando dos botellas de licor se acercó al lugar del duelo y dirigiéndose a uno de los hijos que no lo conocía, se las entregó, dándole sus pésames... al ser descubierto, fue echado del velorio, lo que provocó una risotada del sujeto que sonó a diabólica. Poco después, sorpresivamente, ingresaron al velorio dos perros corriendo y ubicándose bajo el ataúd que contenía los restos mortales de la tía Rosita, se orinaron y defecaron, en un hecho increíble que nadie de los ahí presentes pudo evitar; lo inexplicable, se manifestaba de una manera desconcertante, parecía que espíritus malignos pululaban el ambiente que se sentía cargado de negatividad... y generaba temor. Pero, lo sucesos extraños, no terminaron allí.

Un gato negro y misterioso maullaba en el techo...
Elvira, la pequeña hija de doña Rosita, despertó llorando desconsoladamente, su tristeza taladraba el corazón de los presentes, cuando ocurrió otro hecho asombroso… Como si la madre inerte respondiera al llanto de su pequeña hija, el vidrio de su caja mortuoria, sin causa aparente, se hizo añicos, con un estruendo que sacudió el alma y llenó de temor a los dolientes; luego, un viento helado recorrió la sala poniendo “la carne de gallina” y acentuando el miedo; sin duda, cuchicheaban los viejos ahí presentes, la fuerzas maléficas convocadas por los “brujos maleros”, custodiaban hasta el final su obra diabólica.

El día del entierro de doña Rosita, otras manifestaciones inexplicables agregaron misterio a la tragedia. En el cementerio de Picsi se cavó con anticipación la fosa dejando la tierra retirada a un costado del hoyo, más cuando se disponían a bajar el ataúd este resbaló y cayó de cabeza; luego, un fuerte viento envolvió al cortejo fúnebre, al extremo de no poder respirar con libertad... Cuando estaban sepultando a doña Rosita, dentro de la fosa, con la misma tierra que se retiró al cavar, resultó que no había lo suficiente, faltaba casi la mitad de la tierra que sólo hacía unas horas habían retirado... ¡Increíble!

En el norte del Perú, se acostumbra a “velar el puesto”, es decir, el lugar donde se veló el difunto, a ese acto, que se celebra después del entierro, concurren de manera especial familiares y vecinos. En esas circunstancias, lo anormal siguió manifestándose. El “Cojo” Pedro, vio sentada a doña Rosita, en el callejón de su casa. A Santos, su hijo, le apagaron un enorme candil de un soplo misterioso venido desde la oscuridad sobre su hombro. La mecha de una lámpara de kerosén subía y bajaba sin ninguna explicación; y finalmente, el enorme batán traído desde la zona de Chongoyape, que era usado por la tía Rosita para moler los ingredientes con que sazonaba los potajes que servía, se partió en dos, sin ninguna explicación lógica... ya que nadie lo usaba en ese momento.

Este caso insólito de misterio y brujería, lo narro tal como me lo contó uno de los hijos de doña Rosita Aguirre, ni le quito ni le agrego; es más, años después, todos los hechos me fueron ratificados por tres de sus amados hijos... tenían la misma percepción, de que fueron fuerzas espirituales inicuas las que se manifestaron en el velorio y entierro de su madre. Ante estos hechos, me preguntó: ¿Tanto rencor engendra la envidia? ¿Qué hay en el corazón de esa gente? Planificar la muerte de un semejante sin ningún remordimiento... pagando brujos hechiceros "maleros" y con ello convocando fuerzas diabólicas... No sienten ningún temor de ser juzgados por la ley de los hombres, porque para ella es abstracto y desconocido; pero si creen que Dios existe, deberían saber que el más grande legislador del universo, advierte en su Palabra, de no tener siquiera asociación con los que practican brujería. Entiendo que quiénes se valen de este medio para hacer daño, serán juzgados severamente por Él … Escapan de la justicia de los hombres, pero de la Justicia Divina, no podrán burlarse... ¡Qué frío!. 
       
Perú - Chimbote, Noviembre de 1985
Archivo BITÁCORA13 (00 - 198511)
Revisada para el blogg (JAPÓN, 02 - 20110603)
            

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