martes, 29 de octubre de 2013

LO QUE EL DINERO NO PUEDE COMPRAR - Bitácora13

Lo que el dinero no puede comprar
Escribe: Hugo Tafur
(peruano)

Con las manos en los bolsillos, desalentado, a punto de romper en llanto, Aurelio Mendoza, contemplaba su ruina… Su esfuerzo de toda la vida, se había reducido a grises y negras cenizas humeantes que tapizaban el suelo donde hacía sólo unas horas, funcionaba su próspero comercio… La fina mercadería que ofrecía a su selecta clientela, se había esfumado convertida en humo y hollín… un poco más allá, en lo que eran sus anaqueles de exhibición de losa importada, yacía destrozada esta por el poder del fuego, claveteando dispersa por el piso, en una burla macabra que reseñaba lo efímero y gaseoso que puede ser la riqueza material… La demora de la llegada de los bomberos, contribuyó a que el siniestro tomara cuerpo se propagara y completara su acción destructora, borrando el negocio… Los bomberos, como los médicos, muchas veces llegan solo para certificar el final… Lo que tanto costó levantar, había desaparecido en un santiamén.

Poco después de la tragedia, con el rostro demudado y con la mirada perdida en  sabe que absurdas reflexiones, llegó a su casa, transpuso la puerta, y se abandonó en un sillón de la sala… instantes después, su amada esposa, sorprendida del temprano retorno, salió a su encuentro y al preguntarle la razón, don Aurelio le narró la desgracia, deteniéndose de rato en rato para lamentarse: “¡Adiós ahorros, y planes!”… ¡Adiós esperanza, de una vejez tranquila y sin sobresaltos!”… “¡Me siento, demasiado viejo, para volver empezar!”… “¡Todo, todo, esta perdido!”; ante el evidente desaliento de su esposo, doña Leonor González, intervino, y le replicó reflexiva: ¿Todo? Le pregunto… ¡Todo! Le respondió, con abatimiento, el herido esposo… Sin embargo, doña Leonor, no era una mujer que arriara bandera así por así, comprensiva se acercó al compañero desmoralizado y abrazándolo, le replicó: “Tienes a tu hijos y a mí que te amamos, tienes a tu familia, a tus amigos, tienes salud y dices: ¡Todo, esta perdido!” “Ponte en el caso, que perdieras todo esto y no tu tienda… ¿Qué dirías?”…La sencilla interrogante que le planteaba su esposa, le supo a medicina espiritual, sabia y serena.

Doña Leonor González, acababa de plantear, una verdad indubitable… un punto de vista correcto, que no condenaba al dinero como tal sino por la prioridad que a él le damos… es bueno, trabajar honradamente para obtenerlo, ya que con el podemos comprar nuestro alimento, vestido y comodidades como agua, gas, teléfono, internet, transporte y si nos enfermamos, atención especializada y medicina; sin embargo, no podemos permitir, que el amor al dinero, nos haga olvidar el valor de las cosas principales, y cegados, creamos que de su acumulación resulta la felicidad y la vida misma. El dinero es importante, para solucionar nuestras necesidades diarias, pero no nos da felicidad; esta verdad, a pesar de ser tan simple, no la comprendemos hasta cuando ya es demasiado tarde para aprovecharlo, y el amor a él, nos ha acarreado toda suerte de cosas perjudiciales y deseos insensatos que han precipitado nuestra propia ruina y muchas veces la de nuestra familia cercana. Estas personas que aman el dinero, son frías y harían cualquier cosa por obtenerlo, nunca están satisfechas con lo que han obtenido y como consecuencia, no son felices, y ciertamente no traerán felicidad a otros, ya que el interés por sus semejantes, es casi nulo.    

De pronto, el desalentado comerciante, comprendió que no tenía un punto de vista equilibrado del dinero, que siempre se había preocupado por ganar dinero, y que en ese afán, había perdido de vista las cosas que realmente valen la pena y que no resultan del amor al dinero ó a la costumbre de acumular riqueza… hay cosas, que el dinero no puede comprar, se dijo: Que pasaría, si por causa de la muerte perdiera a uno de mis seres queridos, “qué podría hacer el dinero para devolvérmelo o aliviar mi pena”; “ahora, que estoy viejo, que puede hacer el dinero para restaurar mi vigor juvenil”; “si perdiera la salud, de qué provecho me sería tener una abultada cuenta en el banco”; “de qué me vale, ganarme a medio mundo como importante, si mañana he de morir… cuanto daría por conservar la vida”... De pronto, más grande que su pena, comenzaba aflorar la verdad y la sensatez sobre el valor del dinero, el cual tiene sus limitaciones, porque hay cosas que no puede comprar; como tampoco puede comprar, la devoción de los hijos, el afecto de una madre, un padre, la amistad de los amigos… Que precio tiene, contemplar un amanecer, un atardecer, el bosque, las flores; que precio tiene, escuchar la voz de nuestros seres amados, la risa de los niños, el trino de los pájaros, la música y el entorno de nuestro hogar… Con cuanta  verdad incontradecible, nos advierte la Palabra de Dios, sobre el poder engañoso de las riquezas.

Es engañoso, por que generalmente el que lo busca, no comprende las limitaciones de ésta; es engañoso, porque nunca halla en las riquezas la satisfacción que busca, concluyendo erróneamente para sí, “que lo que el poco dinero no da, la gran riqueza lo logra”; sumergiéndose a partir de allí, en una febril búsqueda de más y más… anhelo, que termina por enceguecer, y que no permite concluir en tan sencilla verdad: Que el dinero puede comprar mercancía, pero no la felicidad. En tiempo pasado, Benjamín Franklin, un hombre que pasó por este planeta concluyó: “El dinero todavía no ha hecho feliz a ningún hombre, ni lo hará. No hay nada en su naturaleza que produzca felicidad. Mientras más tiene el hombre, más quiere. En vez de llenar un vacío, crea uno. Si satisface una necesidad, duplica y triplica esa necesidad de otra manera”. Afirmación que es congruente con lo que escribió un sabio rey en la Biblia: “Mejor es un poco en el temor de Dios, que abundancia y junto con ella dificultad”.

Tenemos frente a nosotros, planteado un gran problema respecto a nuestro anhelo de obtener dinero, con la sabiduría que lo asumamos dependerá nuestra felicidad, y como podemos concluir de nuestro entorno familiar. Reflexionemos siempre, sobre las cosas de valor duradero, sobre aquellas que el dinero no puede comprar: el amor de nuestros hijos, nuestra esposa, nuestros padres, nuestros familiares, nuestros amigos, la salud, el conocimiento y cultura personal etc. Es posible, que día a día, trabajemos duro para obtener dinero… pero preguntémonos: ¿Qué tipo de riqueza estamos acumulando?.. ¿Es la riqueza, que produce satisfacción y felicidad?.. o aquella engañosa y efímera.

DEDICATORIA: A mis queridos y recordados profesores de filosofía de vida: Don Constante Castillo y doña Alina Velazco de Castillo, por el cariño y conocimiento que me impartieron, en interminables reflexiones, siendo Estudiante Internacional de La Biblia (1984). Dios, los bendiga y proteja, donde se encuentren.   

Crédito: Gráficas que ilustran el texto tomadas de internet

Chimbote, 06 de enero de 2003
Publicado Diario “Las Últimas Noticias” (06.01.03) Pág. 8
Revisado para el blogger (95-20131029) Japón

martes, 22 de octubre de 2013

EL SAXO SOLITARIO QUE CAUTIVA - Bitácora 13

Murakami san
El saxo solitaro que cautiva
Escribe: Hugo Tafur
(peruano)

Son las cuatro y diez, de una tarde bastante gris, con visos de querer llover... Acabo de retornar del complejo deportivo ubicado a sólo unas pocas cuadras de la casa donde vivo aquí en Ashikaga Shi, y al cual me dirigí, con la tranquilidad que me producía el haberme enterado, de los resultados positivos de mi examen médico. Cuando me dirigí hacia allá, pensaba cumplir con una rutina de ejercicios localizados para los miembros inferiores, son la base del edificio humano y hay que trabajarlos constantemente y hacía varios días que no los ejercitaba, debido al incidente vehicular en que me vi envuelto, y que en algún momento, temí que estuvieran comprometidas las vértebras cervicales del cuello, pero que gracias a Dios, no pasó de un susto, así me lo hicieron saber los galenos japoneses, por lo que sin más pérdida de tiempo quería retomar mi vida habitual dinámica; sin embargo, fue un plan que no pude completar, ya que cuando daba la primera vuelta de calentamiento en la pista de tartán del estadio de fútbol, mi atención fue atraída por una melodía cautivante, emitida por el saxo de un músico japonés, quién en forma espontánea y esporádica, se apodera de uno de los pasajes centrales del complejo deportivo y allí entre los árboles y edificios, llena el ambiente con su música maravillosa.

Como les cuento, no pude eludir el llamado imperativo de su arte, que es ejecutado en su expresión más popular y hermosa, como en otros lugares del mundo, en el teatro de la calle… Hace más o menos dos meses, que no sabía nada de Murakami san y su viejo saxo, así que me dije, si volverlo a escuchar implicaba tener que posponer mi propósito de reanudar mis ejercicios, no lo pensaba más, y paso a paso me dirigí hacia el lugar de donde provenía la música, al llegar, como en el cuento de "El flautista de Hamelín", de los hermanos Grimm, un auditorio extasiado y silencioso de personas dispersas, casi todos vestidos con tenidas deportivas de diferentes colores no sudadas, lo que indicaba, que al igual que yo, estaban postergando su entrenamiento para que acomodados por donde mejor podían, escuchar arrobados las notas musicales que emitía el saxo mágico de Murakami san, quién muy concentrado e imperturbable, tenía la mirada puesta en la partitura que adosada en el atril, guiaba la armonía encantadora de su interpretación musical.

La polifonía expuesta a través de su instrumento, se refería a una vieja historia de amor ocurrida en el siglo VIII (períoro Nara), y en la que narra, como un pescador de nombre Urashima Tarō, atrapó en su red una gran tortuga, a la cual liberó, sin saber que era Otohime, la hija del rey dragón, disfrazada. La princesa agradecida, invitó al joven pescador a la corte de su padre, donde se apareció como una hermosa mujer y se casó con él; después de tres días, Urashima, sintió muchos deseos de ver a sus padres y cuando fue a verlos, descubrió que habían pasado 300 años, ninguno de su parentela vivía, todos habían muerto, Urashima, sintió mucha tristeza y deseó volver junto a su esposa, pero no sabía como regresar, asi que abrió la caja mágica que su esposa le había dado como muestra de su amor, con la recomendación que nunca lo abriera, y cuando lo hizo, empezó a perder su juventud, se hizo anciano y arrugado cayó muerto al suelo… mientras una voz, desde la caja, le decía: “te dije que no lo abrieras nunca, porque en ella moraba tu edad”.

Murakami san, ya en vena, dejó que su inspiración se desbordara a través de los signos sonoros, interpretando una canción tras otra, las que al finalizar provocaban aplausos bien merecidos; incluso, se dió el gusto, de satisfacer, con alguna melodía que fuera de la preferencia de sus ocasionales oyentes… Al verlo así, tan voluntarioso y artista, me preguntaba: ¿Qué lo mueve a venir a regalarnos su arte con tanta pasión? Viene cualquier día de la semana, sin programación previa, trayendo en su auto, una serie de equipos electrónicos de amplificación para magnificar su actuación; y solitario, sabiéndose virtuoso con el saxo, interpreta canción tras canción, que amplificadas inundan toda la parte oeste del complejo deportivo, lo que motiva a la gente que está por la inmediaciones, a congregarse donde él se encuentra desarrollando su concierto… Desde que lo conocí, he tenido la satisfacción de escucharlo en varias oportunidades, acercándome siempre al final de su actuación, para saludarlo, agradecerle, estrecharle la mano al estilo occidental y felicitarlo, detalle que hizo que no me perdiera de vista y que poco a poco nos tornó amigos.

Lo que narro, no es ningún fenómeno cultural nuevo, la expresión artística musical y poética dicha por los caminos, las calles de las ciudades y en las cortes europeas, tiene como manifestación muchos siglos de antiguedad, aún, antes de que el hombre invente y establezca el teatro como lugar acústico para expresar su arte; ejemplos de ese cultivo y expresión artística, lo encontramos en los trovadores y juglares del medievo, siglo XII en adelante. Este hábito popular de exponer hoy en día su arte musical por las calles, plazuelas, estaciones de buses y trenes de las grandes ciudades, lo podemos encontrar a cada paso, muchas incluso con una singularidad que asombra, ya que no hacen uso de los instrumentos tradicionales conocidos, sino, que hechan mano a toda suerte de objetos de reciclaje, a los cuales le arrancan con mucha destreza música, sonidos determinados agradables al oído de sus espectadores y de quiénes reciben no solamente sonoros aplausos, sino pequeñas colabortaciones económicas que ayudan al sustento del artísta de la calle; en el caso específico de Murakami san, nunca lo he visto "pasar el sombrero", supongo, que siendo jubilado del sistema laboral de Japón, no lo necesita... su vejez está asegurada.

El día de hoy, antes de finalizar su actuación, Murakami san tuvo un detalle muy grato para mi, hecho que sumo a las satisfacciones personales logradas en este bello país; él hasta ese momento, sólo había ejecutado canciones japonesas y conocedor de mis limitaciones con el idioma, me preguntó si conocía la canción “Bésame mucho”; le respondí que sí, que era una canción romántica escrita por la compositora mexicana Consuelito Velásquez, el año 1940, y que al hacerse popular internacionalmente, había llenado el ámbito romántico del mundo como una de la canciones más interpretadas. Bien, dijo: "Para el “Shimbunkisha peruano”, mi amigo, la canción "Bésame mucho”… los presentes, que rodeaban al artista de la calle aplaudieron, y él, con la sencillez de la amistad sincera que nos dispensamos, interpretó con su saxo mágico el bello bolero. Terminada la canción, le extendí la mano agradeciéndole y nos confundimos en un abrazo, manifestación inusual en Japón, que la gente aplaudió… poco después, montado en mi bicicleta, me vine a mi departamento a escribir esta nota, que la finalizo con mucha alegría.

Tochigi Ken - Ashikaga Shi, lunes 21 de octubre de  2013
Archivo BITÁCORA 13 (20131022) JAPÓN
Revisado para el Blogger (94-20131022) Japón

miércoles, 16 de octubre de 2013

MANUEL RÍOS, un periodista de nota - Bitácora 13

Manuel Ríos Mantilla, un periodista de nota
Los flechazos del combatiente
Escribe: Hugo Tafur
(Peruano)

Su aljaba y sus flechas los trae en el alma, innatas… nacidas con él,  periodista combativo desde el antro materno… pero estoy convencido, que sus flechas fueron retocadas en la factoría política del Partido Aprista Peruano y afiladas en la piedra doctrinaria de su líder, Víctor Raúl Haya de la Torre; luz inspiradora de la juventud, que iluminó con su presencia y filosofía política casi todo el siglo veinte de nuestra patria; figura señera, al que miles y miles de peruanos siguieron y recuerdan con unción y respeto filial; multitud delirante, con hambre de saber y justicia social, que cantaban con convicción aquella canción escrita por Arturo Sabroso, con la música de la marsellesa francesa compuesta por el capitán francés, Rouget de Lisle : “Contra el pasado vergonzante / nueva doctrina insurge ya; / es ideal, realidad liberante / que ha fundido en crisol la verdad. / Tatuaremos con sangre en la Historia / nuestra huella pujante y triunfal / que dará a los que luchen mañana / digno ejemplo de acción contra el mal.”…en medio de esa muchedumbre, un adolescente, pañuelo blanco en el aire vibraba al unísono cantando el himno aprista junto a la masa fervorizada, ese muchacho era Manuel Ríos Mantilla.
   
Manuel, deviene de un hogar modesto, afirmado en la  sabia del amor y la disciplina; sus amados padres, don Saúl Ríos y María Mantilla, supieron trasmitir a sus hermanos y a él, el mensaje sencillo, de la superación personal mediante el estudio y el trabajo honrado, rechazando cualquier tentación de llegar a la meta con argucias, acortando camino o tomando atajos deshonestos que tarde o temprano cobran su precio de manera dolorosa. Formado así, no le fue difícil escuchar y entender el mensaje de fe y esperanza que pregonaba Haya de la Torre, convocando a la juventud de su patria, llamado que implicaba ¡sígueme!.. Y como Mateo, en el relato bíblico a la invitación del Mesías, Manuel, comenzó a seguir y escuchar a su nuevo maestro, constituyéndose desde ese momento, en “Japista” aplicado; allí se nutrió de la doctrina y las clases magistrales que impartía su mentor, reflexionando, culturizando y enalteciendo el espíritu de los jóvenes, preparándolos así para asumir responsabilidades. Consecuente, con ese aprendizaje, siendo estudiante de Educación Secundaria, en el colegio nacional “San Pedro”, Manuel, llevó a la práctica la recomendación de su maestro: …“el que sabe, que enseñe; y el que no sabe, que aprenda”, junto a sus condiscípulos, fundó en abril de 1961, el club cultural, social y deportivo, “Inca Garcilaso de la Vega”, institución que se constituyó, en crisol social y centro de inquietud cultural de la juventud chimbotana.

Poco más tarde, con el desenfado y la dinámica de su juventud, Manuel, multiplicó sus actividades culturales, comenzando a transitar por el camino escabroso del periodismo libre y sin ataduras, mientras simultáneo estudiaba en la Pontificia Universidad Católica del Perú, para optar el grado de profesor de Educación Secundaria;  su asociación con experimentados periodistas de nuestro puerto, terminaron por configurarle una poderosa personalidad de periodista aguerrido. Pronto, muy pronto, los personajes inmorales y corruptos de nuestro puerto, sentirían los punzantes y certeros flechazos (comentarios) de este joven periodista chimbotano. Su columna, en el diario Últimas Noticias, “Trapitos al Sol”,  (1968-69), sacudió despiadadamente la corrupción y cuestionó con firmeza la burocracia enquistada, llamando por su nombre a los que afincados en puestos claves, habían convertido su entorno en sus “cotos de caza”, donde campeaba la deshonestidad a plena luz del día.

La población chimbotana debe recordar, el caso del juez Valderrama, quién libre de la idoneidad para ser el titular, permanecía indispensable en ese puesto por más de quince años, rodeado de una atmósfera de arbitrariedad y prepotencia, con signos de corrupción; lo que era motivo, de cuestionamientos severos en todos los estamentos sociales del puerto. Señalar este hecho anómalo con contundencia, hizo aflorar las iras y el espíritu abusivo del magistrado, que evidentemente estaba convencido que Chimbote era su coto de caza y “que la ley, era él”, ya que sin ofrecer ningún descargo y salteándose sobre las normas de un debido proceso, hizo detener y encarcelar a los periodistas objetores: Manuel Ríos Mantilla, Eduardo Contti, Eduardo Arias Olivera, Harold Aldea y Cusma Chávez; sin embargo, este hecho, no pasó inadvertido para el nuevo Gobierno de la Fuerza Armada, quién de inmediato, lo destituyó… el joven periodista, comenzaba a pagar el precio, de luchar por la verdad y la justicia… ¿lo enervaría?

La ingrata experiencia vivida pudo haber debilitado su ímpetu, pero gracias a Dios, no fue así, el espíritu combativo de Manuel Ríos Mantilla, paso la prueba y salió fortalecido, otras jornadas de lucha a favor de nuestro puerto y los chimbotanos, esperaban al novel periodista… su presencia y opinión, lo amplió a la prensa escrita y la radio. Pronto, su columna en primera persona: “Yo acuso”, en el diario “Últimas Noticias”, haría saltar por los aires parapetos, cercas, vallas, trincheras anónimas, que cubrían con un manto de honestidad, la corrupción de personajes que medraban en la sombra. Pronto, el anuncio de su programa radial, sería un grito de guerra: “¡Yo, Soy el Pueblo!”, emitido por las ondas de Radio “Interamericana”, era un arco tensado, flecha en ristre, dispuesta a surcar los aires denunciando la indignidad, la deshonestidad, la depravación, la corrupción y la sinvergonzonería, donde se encuentre, donde se esconda… ya que haciendo suya la frase, de José Gervasio de Artigas: “Con la verdad, no ofendo ni temo”, sonoramente, expresaba Manuel, su convicción de justicia sólo con la verdad. Ambos medios periodísticos, se mantuvieron vigentes por muchos años, lo que motivó su popularidad y preferencia.

Manuel Ríos Mantilla, como periodista, jamás permitió que su vocación de vida se anquilosara o ingresara en la quietud que el tiempo empolva, siempre evolucionó y se mantuvo en la vanguardia de las nuevas posibilidades de comunicación. De la radio y la prensa escrita, salto a la TV, y es así, que en el año… , lo vimos por la señal de TNP, canal 13, junto a un numeroso plantel de jóvenes periodistas chimbotanos,  haciendo el primer programa televisivo que tuvo Chimbote, “Visión 13”; tiempo después, Global canal 11, supo de su incansable trajinar… Manuel Ríos Mantilla, es dueño de un dilatado historial de triunfos periodísticos y ataques a mansalva por decir la verdad. Triunfos que lo han catapultado como un periodista de nota, respetado y respetable, muchos chimbotanos de hoy, tienen grabado en sus recuerdos de niños el grito de guerra que abría su programa: “¡Yo, soy el pueblo!...Con la verdad, no ofendo ni temo!”; grito, que ponía en vilo a quiénes delinquían, sabedores que los flechazos certeros del combatiente, pondrían al descubierto sus quehaceres inmorales.

No puedo terminar esta nota, sin antes dedicar unas líneas a la amada familia de este arquero de la verdad y la justicia; fueron sus padres, don Saúl Ríos y María Mantilla, los que formaron su corazón de hombre de bien, pero fue el amor y apoyo incondicional de Esther Villafana, su amada “Techi”, la que dio a su vida el sustento moral y espiritual que toda inspiración requiere, para transformar su corazón, en un corazón de león, listo para combatir contra el egoísmo y la maldad que impera… Gracias a Dios, todavía tenemos combatiente para rato… ¡Salud, combatiente… que los dioses te sean propicios y tus flechas certeras!

Tochigi Ken; Ashikagashi, 14 de Septiembre 2012
Archivo BITÁCORA 13 (20120914) Japón
Revisado para el Bogger (93-20130923) Japón           

sábado, 5 de octubre de 2013

LA HORA GARCILASISTA - Bitácora 13

La gran Cecilia Barraza, ilustra nuestra nota
(Foto de internet)
 Éxodo, abría el telón
La Hora Garcilasista
Escribe: Hugo Tafur
(peruano)
Entre la bruma del tiempo, navegan veloces los recuerdos, y me parece estar, en la inquietud de minutos antes de las ocho de la noche, de un domingo cualquiera, de los años de 1961, 62, 63, 64, etc. Los garcilasistas, como así nos conocían los chimbotanos de ayer, nos adueñábamos del espectro radio eléctrico y del corazón de los porteños con nuestro programa radial “La Hora Garcilasista”, el que se propalaba mediante las ondas de “Radio Chimbote”, Cadena Nacional “Radio Victoria”. La expectativa, se desbordaba en alegría, tanto en los hogares como en la radio. El auditórium, con una capacidad de cien personas cómodamente sentadas lucía repleto; los radioescuchas, hasta donde llegaban las ondas sonoras de “Radio Chimbote”, postergaban sus quehaceres y se sentaban frente a sus transmisores; en la radio, Víctor Ignacio “Nacho” Ávalos, imponía silencio desde la cabina de control, mientras, Alfonso “Pocho” Apéstegui, se acomodaba frente al micrófono para anunciar el programa… las alegres guitarras criollas de Rolando Barrueta, Oscar Chang y Lucio “El Zurdo” Coral, detenían sus acordes y hacían silencio, al igual que todos los presentes… mientras de pie,  desde un ángulo de la sala, el sub administrador de la radio, don Juan Colquicocha Ágreda, escrutaba la puesta al aire del programa… después, retornaba la algarabía.

Acto seguido al anuncio, las notas imponentes de “Éxodo” invadían el firmamento chimbotano, caracterizando un invisible telón, que se abría para dar paso al programa “La Hora Garcilasista”. “Éxodo”, era una melodía calificada como sobresaliente desde que se la escuchó por primera vez. Ernest Gold, el gran músico austriaco naturalizado estadounidense, había creado esa banda sonora para la película del mismo nombre que se estrenó en 1960; y los garcilasistas, tuvimos el privilegio de usarla como telón musical, gracias a que la radio, recibió como primicia desde su central “Radio Victoria”, un disco de 45 rpm con el tema, que había resultado premiado con el “Oscar” y el premio “Grammy”, por ser la mejor banda musical de película, y por haber sido calificada como la música del año. Apenas se extinguía la famosa polifonía, de inmediato ingresaban los conductores de la “La Hora Garcilasista”, cuya responsabilidad, alternaban semanalmente, Manuel Ríos Mantilla, Percy Robles Guibovich y Pietro Luna Coraquillo, jóvenes de mucha simpatía y con grandes condiciones para la animación, que hacían el deleite de los oyentes con sus ocurrencias e intervenciones. En el traspunte, la guapa Carmelita Gonzáles Mercado, cumplía la labor de coordinación entre los artistas y la conducción del programa, avisándoles oportunamente de su salida a escena.

En una hora de programa, se exponía lo mejor del elenco artístico del club, ya que como es fácil suponer, sesenta minutos, resultaban un tiempo bastante apretado… Luego de la característica sonora ya descrita, se iniciaba el programa con un editorial muy corto y ágil, escrito por Manuel Ríos, Pietro Luna o este escribidor, mediante el cual, hacíamos conocer a la colectividad, nuestra preocupación sobre diferentes problemas que atañían a la ciudad; de esta manera, los jóvenes prospectos de periodistas, íbamos cuajando y formándonos en la noble profesión. Luego, se daba paso a la música nacional e internacional, teniendo como exponentes a una mixtura de jóvenes sobresalientes que acompañados por las magistrales guitarras de Chang, Barrueta y Coral, desfilaban por el auditórium, exponiendo sus condiciones para la interpretación musical y haciendo figurar sus nombres, en la marquesina de “Radio Chimbote” y en la preferencia de los oyentes.

Era el momento, en que las juveniles voces, de María Obregón, Carlotita Gonzáles, María Villacré, María Alva Obeso, “Vicky” Cerna, María Fiestas, Silvia Elizabeth Giraldo Gonzales, Lily Carrera, Ruth Briceño, Jorge Luna Coraquillo, el “Dúo Perú”, conformado por Rojas y Kuroda, el “Dúo Víctor y Manuel”, integrado por Manuel Sánchez y Víctor Palacios,   Julio Chu Meriz, etc., surcaban el firmamento chimbotano. En los ínterin, se teatralizaba la noticia, con Guillermo Villafana, Héctor Esquivel Gallarday y Maruja Gonzales; la chispa, el humor y la carcajada, lo encabezaba “Chito” Barrón; la poesía inspirada, en la expresión de Jorge Cuneo García, Mario Luna Coraquillo, Raymundo “Ray” Echeandía del Castillo y Haydee Liza, adquiría ribetes sensacionales en su interpretación, que motivaba, cálidos aplausos del público presente, en el auditórium de la radio. Alguna vez, como invitados especiales en el programa, figuraron: Carlos “El Gringo” Odría Havelange, “Chiquito” La Rosa, Mario Nelson Vásquez, Filiberto Zambrano, “Lucho” Oliva Moreno y Germán Electo Luna, estos últimos, tiempos después, constituyeron la orquesta “Los Rumbaneys”, que marcó época en nuestro puerto y a nivel nacional. 

Hoy, sábado 23 de abril de 2011, mientras escribo esta crónica, se agolpan en mi mente una serie de recuerdos que me hacen evocar tiempos idos y escenas pasadas, en la grupa de mi fantasía, recorro mi Chimbote de ayer, hoy precisamente, se cumple 50 años, desde el día, en que un grupo de jóvenes estudiantes del colegio “San Pedro”, decidieron, por propia iniciativa, fundar un club de carácter cultural, al cual denominaron “Inca Garcilaso de la Vega”; visionaria decisión, cristalizada el año 1961..; tiempo después, al abrirse las puertas de la institución a todos los jóvenes de Chimbote,  fue la senda por donde transitó la inquietud de hombres y mujeres amantes de la cultura y el arte. Organización, cuya propuesta, sin proponérselo, resultó didáctica escuela experimental, digna de imitar; el "experimento",  se probó dinámico, positivo y apropiado, como vehículo para encauzar a la juventud… La “Radio Chimbote”, se constituyó en nuestra sede y su auditorio, en el lugar para nuestras reuniones, allí ensayaban nuestros artistas, y allí debatíamos nuestras ideas y propuestas en un ambiente de amistad y armonía... la creatividad juvenil se hacía realidad, con actividades que eran comentadas y aprobadas por la colectividad porteña... Ha pasado mucho tiempo, sin embargo, pese a los resultados de convivencia pacífica y armoniosa, trabajo solidario y evolución personal, que yo sepa, nadie se ha interesado en estudiar el caso garcilasista; menos, ninguna autoridad, se ha  preocupado por reeditarlo y aprovechar tan rica experiencia… muchos de los que vivieron, experimentaron y crecieron en esa "escuela experimental", aun viven en nuestro puerto, son ciudadanos respetables y respetados.

Tengo para mí, a pesar del tiempo trascurrido, grabada en mi mente, el rostro, la voz y el nombre de la mayoría de los garcilasistas; su sonrisa y expresiones amigables y fraternas, no los he olvidado… En mis tardes de nostalgia, cuando recuerdo los tiempos idos, aquí en Japón, sus imágenes parecen jugar a las escondidas entre las copas de los árboles enhiestos en la colina que contemplo desde mi casa, sus siluetas delineadas por los rayos fulgurantes del atardecer, proyectan sombras gigantes, como las que emitían esos muchachos, -la mayoría humildes y modestos, del Chimbote de ayer- que erguidos sobre sus limitaciones, supieron ganarse un lugarcito en la historia de mi puerto... Como en una película en blanco y negro, pasan por mi mente, los nombres de: doctor Yon Go Gin, nuestro asesor jurídico; el cura Moisés Chirinos Velasco, capellán del club; Manuel Ríos Mantilla, Esther, Laura y Guillermo Villafana,  Percy Robles Guibovich, Pietro, Jorge y Mario Luna Coraquillo, María Obregón, Maruja, Carmela, Carlotita, Jorge y Elbia González Mercado y sus padres, don Carlos González y doña Clarita Mercado, Fernando Farro Flores, Víctor Mantilla Marreros, Pedro Sánchez, Héctor Esquivel Gallarday, "Caldito" Balta, Pablo Gallarday, Jorge Cuneo García, Raymundo Echeandía del Castillo, Dorita y Haydee Liza, Ada Múñoz, Silvia Elizabeth Giraldo, María, Carmen, José y Violeta Wall; “Chito” Barrón, Ruth Briceño, María Villacré, María Alva Obeso, María Fiestas, “Vicky” Cerna y su hermana….., Manuel Sánchez, Víctor Palacios, Julio Chu Meriz, Lily Carrera y su hermano……., Juan Ramírez, Manuel Valdivia, Ceferino Meza, Nelson Díaz Espinoza., etc

Esta juventud pujante de ayer -que hoy debe pintar canas-, lleva impresa en el alma vivencias inolvidables de esa época, junto a las notas electrizantes de Éxodo; estoy seguro, que donde discurran por el mundo, recordarán sus horas garcilasistas en “Radio Chimbote”, su sede y su reducto cultural, gracias, como lo subrayo, a la comprensión y apoyo de su propietario, don José Eduardo Cavero Andrade, el gran visionario de la comunicación peruana, y el de los directivos de la radio; que acogieron a una legión de jóvenes con anhelos y expectativas similares, que tenían como camino, el arte, la cultura y el deporte, como base de su expresión y formación de vida significativa; donde se encuentren, mi saludo de amistad fraterna. Escribo esta nota, exponiendo con orgullo nuestro lema de “Unión, Progreso y Trabajo”, norte y bandera de esa época juvenil, que suscribió con su conducta y trabajo digno y ejemplar, una página de admiración y bien ganado respeto en nuestro puerto, al grado, que nuestras autoridades reunidas en nuestra comuna provincial, acordaron poner el nombre de Inca Garcilaso de la Vega, a una de las calles de la ciudad, como recuerdo de esa juventud singular que puso en alto el nombre de Chimbote... El "Sol Garcilasista", sigue brillando. 

Japón - Tochigi ken, sábado 23 de abril de 2011
Archivo BITÁCORA 13 (20110423) Japón
Revisada para el Blogg (92-20130922)