jueves, 30 de junio de 2011

Las Carreras de Cintas - Bitácora 13



Primorosas cintas cuelgan de una cuerda
horizontal (Foto internet)
La Carrera de Cintas
Escribe: Hugo Tafur
        (peruano)
En los pueblos de nuestra serranía ancashina, se celebra la tradicional Carrera de Cintas, la misma que tiene varios ingredientes interesantes, que pasan por lo sentimental, de fe, de destreza, de nobleza animal y por qué no decirlo... de romance. Generalmente, este evento, junto al religioso, son en todo pueblo que se precia  los principales   números de su programa de festividad, los mismos que de alguna manera son tomados como referencia para calificar el éxito de la fiesta. La carrera se planifica con bastante anticipación, desde el nombramiento del mayordomo responsable de su organización y la relación de damas que para el siguiente año bordarán primorosas cintas para el concurso. 

Es la semana de la festividad y el pueblo se viste de gala. El programa se desarrolla sin contratiempos cumpliendo la hora prevista para cada actividad. La gente eufórica acude en tropel a las afueras del pueblo; ahí, en un lugar descampado, se realizará La Carrera de Cintas, como una de  las actividades centrales en honor del santo patrón del pueblo. La comisión organizadora, ha señalizado con yeso la pista por donde se desplazarán los jinetes, la multitud abigarrada, siguiendo las instrucciones de los jueces se ubica a los costados y a lo largo del corredor, formando un callejón para espectar de cerca la competencia. Los jueces de la carrera, se dividen estratégicamente, en la línea de “Partida” y “Llegada”. La banda de músicos contratada para la ocasión pone la nota festiva interpretando el “Pío pío”. La fiesta se anima, y unos con sendos vasos de chicha y otros con cerveza van poniéndose a tono.


Los participantes de la Carrera de Cintas
posan para el recuerdo (Foto internet)
La carrera de cintas del poblado de Mirador,  esta por empezar, los participantes comienzan a llegar montando hermosos caballos. Ahí están los representantes de Mirador: Francisco "Pancho" Pucutay, Julito Vela, Luis Derteano y Pedro Santana; también, los hermanos Cirilo y "Tanicho" Loyola de Remolino, y otros representantes de Macate y La Limeña. Las nobles bestias remolinean inquietas ante la algarabía de la gente reunida. Los jinetes comienzan a “calentar el ambiente” haciendo alarde del dominio de sus cabalgaduras, con cabriolas y caracoleos de sus monturas. Otros, con imperceptibles movimientos, serenan al brioso equino, haciendo pequeños escarceos, mientras mentalmente hacen cálculos en cuanto a distancia a recorrer, posición del Sol, altura de las cintas, viento, etc... Pero todos, como buenos amigos y habitantes del ande, se muestran afables y fraternos, la competencia se dará en un marco de caballerosidad... sus parciales los avivan y aclaman con gritos y aplausos.   

En la partida, hombre y caballo muestran su impaciencia, excitados los jinetes aguzan la mirada hacia la soga horizontal donde cuelgan primorosamente bordadas las cintas multicolores, que expuestas al viento se sacuden en un vaivén alucinante, como si vivas siguieran las notas musicales de la banda pueblerina; entre ellas, anónima, ondula la cinta premiada como la ganadora del concurso por su esmerada concepción, se esconde, reaparece, coquetea, incita como diciendo: “¡Ven..ven, a cogerme!”. Los competidores están dispuestos, la multitud azuza a su jinete favorito: ¡Vamos “Pancho”, tuya es!... ¡"Tanicho”, tu mismo eres!..."Peche”, no te dejes...y otros adjetivos que son dichos en serio y en broma, motivando la hilaridad de los asistentes. Ánimo y tensión se conjugan.


Bellas damas muestran orgullosas sus cintas
primorosamente bordadas (Foto internet)
 En el llano, los varones intercambian sendos brindis, haciendo circular las botellas de mano en mano mientras especulan con los resultados de la carrera de cintas. Las madres vestidas de fiesta, lucen severas y orgullosas junto a sus hijas casaderas. “Las chinas” sonríen nerviosas a hurtadillas, refrenando algún suspiro indiscreto al mirar de soslayo a su elegido. Los niños bulliciosos -cuando no- se adueñan de la situación aprovechando lo ocupados que están sus padres y corren a su libre albedrío.

Por fin los jueces anuncian el inicio de la competencia, los jinetes se desean suerte y se muestran decididos a ganar la prueba. Hombre y bestia, bestia y hombre son uno; el jinete de turno para iniciar la carrera observa su objetivo desde la línea de partida; luego tensa nervios y respira hondo, y “detalloso” ejecuta un molinete para mostrar su dominio y sale a galope, cruzando raudo la distancia hasta encontrarse frente al travesaño lleno de cintas multicolores...calcula, se agazapa y arriba…la maniobra salió perfecta y el público la aplaude frenético. La limpieza y habilidad con que ejecutó la carrera y atrapó la cinta merece el reconocimiento... "Pancho" Pucutay es genial..; Julito Vela, muy diestro..; Cirilo Loyola, muy arriesgado..; "Lucho" Derteano, eximio..; Pedrito Santana, no se queda...

Es indudable que la destreza, serenidad y conocimiento de su cabalgadura, propia de un chalán experimentado, juega en el éxito y la seguridad personal, impidiendo que el arrojo con que se ejecuta la acción tenga consecuencias funestas. La fracción de segundos en que se ejecuta la maniobra, parecen eternos... el salto hacia las cintas apoyado en los estribos sin abandonarlos y volver a ocupar la montura a todo galope es de riezgo, pues mientras con una mano sostiene las riendas del noble animal, con la otra, la presea obtenida. Se ha dado casos lamentables, en que el jinete en su propósito ha caído de la cabalgadura o ha sido arrastrado por ella al quedar enganchado uno de sus pies en el estribo. La serenidad, la concentración y “sangre fría” a la hora de ejecutar la suerte, es menester. Al saltar debe conservar mucha estabilidad, generalmente no escoge la cinta, es el azar el que decide, siente la seda como brisa que le acaricia la palma de la mano y tira de ella. Luego frena suavemente su carrera y se adorna con cabriolas ejecutadas por el noble animal, levantando la diestra donde muestra orgulloso el trofeo obtenido, la alegría es mayor, si la que logró en suerte es la cinta premiada como la más primorosa, hecho que es celebrado con mucho bullicio por los asistentes.

En algún lugar de la fiesta, una joven casadera se ruboriza al identificar como suya la cinta lograda. ¡Vaya!.. Que más de un romance se inició así y terminó en matrimonio…una cinta termina por atar para siempre a dos almas que muchas veces recién se conocen, gracias al azar, gracias a la "Carrera de Cintas"; bella costumbre de los pueblos andinos de mi patria, donde se expone el coraje y arrojo de los jóvenes lugareños y la expresión artística de la mujer andina, que borda con paciencia ancestral primorosas cintas de colores para exponerlas en la fiesta de su pueblo, en una lid hermosa.

Es así como vivimos y admiramos en varias fiestas de los pueblos de Ancash,  esta hermosa tradición de color, destreza, arrojo, alegría y romance de “La Carrera de Cintas”.
DEDICATORIA: Esta crónica con mucho aprecio, para Francisco "Pancho" Pucutay ,   apreciado amigo de antaño, a quién conocí en la Fiesta Patronal del poblado de Mirador en el año 1964 y  cuya amistad entrañable seguimos  disfrutando  hasta ahora. (13.Ene.1996)  

Chimbote, 23 de Setiembre de 1967
Revisada y actualizada:13.Ene.1996
Publicada en el Diario “Las Últimas Noticias”- Chimbote.
Revisada para blogger (JAPÓN 23-20110630) Tochigi Ken

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