viernes, 27 de septiembre de 2013

UN POEMA EN LA NOCHE - Bitácora 13

Manuel Ríos Mantilla
Un poema en la noche

Escribe: Hugo Tafur
(peruano)
Han transcurrido cincuenta años y sin embargo me parece ayer… cuando, desde fuera de la cabina, seguíamos con mucho interés, la actuación de  Manuel Ríos Mantilla, quien muy concentrado y canchero, en la hermética burbuja de vidrio de “Radio Chimbote”, recitaba dueño de sí, apasionado y comunicador, el “Poema de la despedida” del poeta cubano José Ángel Buesa: “Te digo adiós, y acaso te quiero todavía. / Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós. / No sé si me quisiste... No sé si te quería... / O tal vez nos quisimos demasiado los dos.” /  “Este cariño triste, y apasionado, y loco, / me lo sembré en el alma para quererte a ti. / No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco; / pero sí sé que nunca volveré a amar así.” Eran momentos supremos, para el grupo de jóvenes que seguíamos a Manuel, tanto por la amistad que nos dispensábamos, como por la inquietud cultural que compartíamos y que duda cabe, por el interés que teníamos en hacer llegar durante el programa, nuestro mensaje subliminal, a la niña que nos quitaba el sueño… Al finalizar, un bolero alusivo, redondeaba la intervención poética de Manuel.

Corría el año 1962, “Radio Chimbote”, era el reducto cultural de una juventud que encauzados por la senda de la cultura y el arte, bullían con la energía de su edad, organizados en el Club Cultural, Social y Deportivo “Inca Garcilaso de la Vega”. Manuel Ríos Mantilla, era a la sazón, el presidente de la Institución Garcilasista, la misma, que gracias al apoyo del propietario, señor José Eduardo Cavero Andrade, y directivos de la radio, tenían programa propio denominado: “La Hora Garcilasista”, los domingos de cada semana; sin embargo, fiel a su inquietud, despertada y forjada política y culturalmente, en la escuela aprista, el entonces joven  Manuel Ríos Mantilla, proyectaba adicionalmente su inquietud cultural, en un programa de corte romántico, conocido como: “Un Poema en la Noche”, que se emitía a las 10 de la noche de lunes a viernes, y donde, mediante su bien modulada voz, se daban cita, poetas de renombre… los mismos, cuyos nombres y poemas, iban familiarizándose en el corazón y la mente de los chimbotanos.

No me cabe duda, que la voz fresca y juvenil de Manuel, caló rápidamente, al poco tiempo de iniciado “Un Poema en la Noche”, ya se identificaba con los oyentes de “Radio Chimbote”, singularizándose el interés por su programa, que llegaba justo, cuando nuestro puerto, embelesado tiernamente por los brazos mágicos de la noche, propiciaba el romanticismo como la más bella expresión de amor entre dos seres, mientras en la playa de entonces, olas pacíficas, con un leve chasquido se tendían extasiadas en sus blancas arenas, y mar afuera, se deslizaban fantasmales las siluetas de algunas embarcaciones, cuyas luces de navegación parecían luceros flotando sobre la superficie del mar… en este ambiente nocturno, de nuestro Chimbote de ayer, Manuel Ríos Mantilla, convertido en Cupido, sobrevolaba el espacio radioeléctrico de nuestra bahía, disparando sus flechas de amor: “Toma la blandura de mi alma / y toma también mi corazón / que  Cupido su flecha la dispara / y es de los arqueros el mejor” / “Toma la verdad de mis palabras / y toma lo grande de mi amor, / que Cupido de verdad cuando dispara / sus flechazos se convierten en canción” (*)1

Pronto, el programa ideado como una expresión cultural adicional del espíritu inquieto de Manuel, adquirió ribetes interesantes, al lograr, que los radioescuchas participaran directa o indirectamente; directa, llamando por teléfono a la radio, para expresar sus preferencias y saludos; indirectamente, al depositar cientos de cartas en la oficina de la radio, pidiendo que saluden a tal o cual personita: “Saludos, de Jorge para Mayra”, “de Hugo, Alexander y Carlos, para la chicas del 5to. B de La Inmaculada”, “de Guillermo, para la chica de los bellos ojos”, “de Felipe, para su amada Camucha”, “de Víctor, para María Teresa”, “de Pedro, para Carlotita”, “de José Carlos, para su tormento”, y así de manera interminable, en cada ínterin. Al crecer la audiencia, creció la necesidad de apoyo, Manuel, alguna vez me expresó el invalorable asesoramiento, de Víctor Ignacio “Nacho” Ávalos, una de la voces, junto a la de Alfonso “Pocho” Apéstegui, que identificaba a “Radio Chimbote”; luego llegó, Pietro Luna Coraquillo y esporádicamente Manuel Valdivia, Guillermo Villafana, Juan Ramírez, etc.

Sospecho, que esta hora tan intensa de romanticismo que promovía “Un Poema en la Noche”, era en el alma e inspiración de los enamorados… como luna llena en el firmamento azul de un cielo tachonado de estrellas; era impulso y decisión, para finalmente abandonar los nervios y declarar su amor a la persona amada, convirtiéndose de alguna manera, en el vehículo que formó felices parejas… en ese contexto epidémico, era natural que el flechador Cupido, sufriera el contagio de esa dulce enfermedad, resultando auto flechado por la personalidad y belleza de Esther Villafana, con quien se casó y formó una feliz familia que dura hasta nuestros días… Una anécdota, que no creo moleste a mis queridos amigos, voy a incluirla para rubricar este idilio. Se encontraba en pleno auge el programa radial, y como todo joven enamorado, Manuel, invitó a “Techi” –así la llamamos de cariño- a que lo escuchara esa noche, Esther, contra su costumbre de desvelarse, esperó el programa con mucha expectativa, el cuál iba transcurriendo sobresaliente, los mejores poemas y las mejores canciones románticas… En cabina, Manuel, se esforzaba con su mejor dicción, inspiración y creatividad, sabiéndose escuchado por su amor, terminando el programa con mucha algarabía… Pero, cuando ya nada se podía hacer, cayó en cuenta, que en ningún momento, había saludado a su amada… creo que ese día, el programa, perdió una oyente.

Por esa época, la radio, era el medio de comunicación masiva, la TV, si bien ya contaba con varios canales y algunos años de iniciada, su señal en blanco y negro se emitían casi exclusivamente para la capital. En nuestro medio, Radio “Chimbote”, que pertenecía a la Cadena Nacional “Radio Victoria”, fundada en 1939, por ese gran visionario de la radiotelefonía, don José Eduardo Cavero Andrade, lideraba este segmento de la comunicación; su planta de transmisión, estaba ubicada en la segunda cuadra del jirón Manuel Villavicencio  y contaba con oficina y auditórium bastante cómodo y moderno, para la presentación de programas en vivo. Recuerdo, que su organigrama administrativo y operativo, tenía la siguiente composición: César Noriega (administrador); Juan Colquicocha Ágreda (sub administrador); Alfonso “Pocho” Apéstegui (locutor); Víctor Ignacio “Nacho” Ávalos (locutor); Alejandro Torrejón Casana (locutor);  Juan Castillo (control sonoro); y Elcira Giraldo (secretaria); la radio, iniciaba su programación habitual, con su característica sonora, “La Quinta Sinfonía”, del alemán, Ludwing Van Beethoven.

He querido recordar este programa radial, “Un Poema en la Noche”, no solo porque forma parte de nuestro anecdotario juvenil, sino también, para dar a conocer, a ese inquieto joven de antaño y distinguido maestro y periodista de hoy, Manuel Ríos Mantilla; quién posiblemente, a la vera de los ciudadanos de Chimbote se cruza con su consabida modestia, desconociendo ellos, la valía de ese personaje, que entregó desde muy joven su tiempo y conocimiento en pro de la cultura de nuestro puerto, mediante constituir junto a otros jóvenes del Colegio “San Pedro”, una institución cultural, conocida como  el club “Inca Garcilaso de la Vega”, que encauzó gracias a su efecto dominó, por la senda del bien, a mucha juventud porteña; como educador y director, decenas de promociones lo recuerdan con afecto, y como periodista, miembro del Centro Federado de Periodistas del Perú,  siempre se la jugó por su Chimbote querido, en columnas periodísticas, programas radiales o televisivos. Hoy que pinta canas, he querido dedicarle estas líneas como signo de admiración, respeto  y fraterna amistad, nacida en nuestra recordada y siempre añorada institución garcilasista. Dios bendiga al amigo, al maestro y al periodista combativo de siempre.

Crédito: (*)1 Fragmento del bello poema "El flechazo de Cupido", perteneciente al poeta venezolano Alejandro J. Díaz Valero, con el cual ribeteamos el 3er. párrafo de nuestra nota.

Tochigi Ken, 08 de agosto de 2012
Archivo BITÁCORA 13 (20120808)  Japón
Revisada para el Blogg (91-20130914) Tochigi Ken, Japón

domingo, 8 de septiembre de 2013

LOS HOMBRES DE ROJO - Bitácora 13

       
Los Hombres de Rojo
Escribe: Hugo Tafur
(peruano)
Cuarenta y cinco segundos después, que la alarma del cuartel transmitiera la alerta de incendio, ya están en camino rumbo al lugar de la tragedia, varias compañías han respondido al llamado… Los carros bomba de los hombres de rojo, se desplazan raudamente por las diferentes calles de la ciudad, tocando su sirena ping pong y otros haciendo ulular su sirena, con la cual advierten su presencia en misión de emergencia, y la obligación de los vehículos particulares de cederle el paso preferencial a la unidad de socorro; toda unidad pública, como ambulancia, policía y bomberos, están considerados en esta prioridad, aunque muchas veces, personas insensibles no lo entienden así, haciendo oídos sordos a esta disposición contemplada en todos los reglamentos de tránsito vehicular del mundo… en su entorno egoista, estas personas, no advierten que esos segundos perdidos, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de seres humanos en peligro.

Los intrépidos y valerosos bomberos mientras se desplazan, mantienen coordinación por radio con su central, desde donde les informan como evoluciona el siniestro y cuales son las vías, que a esa hora, están descongestionadas de vehículos para su desplazamiento rápido y seguro. A unas cuadras del objetivo, ya avistan una gran columna de humo que se eleva hacia el cielo, por lo que pueden deducir que la tarea que les espera es bastante ardua, ya que ese signo corresponde a un incendio de regulares proporciones… van llegando las diferentes unidades al lugar, y los comandantes disponen el lugar que consideran más seguro para aparcarse frente al edificio en llamas… La gente curiosa arremolinada impide su rápido desplazamiento, la guardia nacional presente, colabora abriéndoles espacio, los bomberos diestros en el manejo de sus equipos, pronto tienen conexiones unidas, mangas con agua, escaleras telescópicas desplegadas y comienzan a combatir el fuego.

A pesar de su experiencia acumulada y la serenidad templada en decenas de casos... hay tensión, los hombres de rojo que en ese momento atacan con vehemencia el núcleo de fuego con potentes chorros de agua, han percibido, casi imperceptibles, ciertos gritos que ensombrece sus rostros con una tenue nube de nerviosismo y tensión… ese sexto sentido, tan agudo, que el bombero desarrolla como un apéndice invisible en su mente y corazón para salvar gente, les indica que algo no está bien... hay alguien en peligro… y aunque desde la planta baja mediante su sistema de comunicación, se les informa que el edificio de viviendas no revestía peligro, ya que todo suministro de electricidad, gas, etc. había sido cortado, y que los moradores habían evacuado y abandonado el lugar a tiempo,  los que estaban en las escaleras telescópicas combatiendo el fuego, no estaban ya seguros y permanecían atentos. Habiendo comenzado, por la explosión de una cocina en el primer piso, el fuego amenazaba a propagarse al tercer nivel, donde los hombres de rojo planeaban sofocarlo dirigiendo todo su poder matafuego; fue precisamente, en ese momento, que sus temores cobraron realidad espantosa, dos niños asomándose peligrosamente al borde del techo del último piso, gritaban pidiendo auxilio.

Rápido, como un rayo, Tony Paz, un joven y valiente bombero de la Estación 77, pidió que la escalera telescópica sea extendida en toda su extensión, efectuada la maniobra, se dijo: "Con Dios ingreso, y si no vuelvo... es porqué me fui con Él", y hacha en mano, hizo añicos a una ventana del cuarto piso y de manera osada penetró por ella hacia el techo del quinto en medio de un sofocante calor... alli se encontraban la dos criaturas, una nena de unos 5 años, abrazada a su muñeca lloraba desconsoladamente, más su hermanito, un niño de unos siete años, mantenía increíble serenidad ante el peligro. Rápidamente, Tony Paz, abrazó y alzó a la niña y con la otra mano cogió al niño, diciéndoles palabras tranquilizadoras, luego se dispuso a rescatarlos desandando la ruta por la que había llegado y que todavía no era atacada por las llamas; mientras, sus compañeros a modo de hacerle un paraguas protector, arreciaban con sus chorros de agua en niebla, ahogando las lenguas de fuego; otros dos valientes bomberos, treparon por la escalera, introduciéndose uno de ellos por la ventana para apoyar el rescate de los niños... tan pronto como estuvieron a la vista, bajaron con el mayor cuidado a la nena que no se desprendía de su muñeca, y luego al niño…. Esta valerosa maniobra observada por  el curioso gentío, dio pie para que estallaran en gritos de aprobación y aplausos... algunos cedieron a las lágrimas.

No siempre, un rescate como el que acabamos de narrar se corona con el éxito, y no siempre, en el momento oportuno se encuentra un bombero, un hombre de rojo, siempre dispuesto a jugarse su propia existencia por salvar la de sus semejantes. Hay en el mundo, muchos Tony Paz, que a pesar de su coraje, decisión y amor, han muerto en el intento; recordemos, que fueron 343 bomberos, los que se inmolaron en las “Torres Gemelas” del World Trade Center, de New Cork, aquel aciago 11 de setiembre de 2001, en el intento, de buscar una salida, para rescatar a cientos de personas que estaban atrapadas, en los veinte pisos sobre el lugar donde los aviónes de American Airlines y de United Airlines, habían impactado... Ellos, que cada día, con su accionar heroico nos están dando una muestra de su amor a la humanidad, merecen nuestro reconocimiento y respeto perenne… ¡Salud, hombres de rojo!... Valientes y señoriales caballeros andantes de nuestro planeta, que Dios, siempre los bendiga. Gracias, por su amor... y gracias por hacérnoslo saber, que todavía hay ángeles protectores aquí en la tierra.

DEDICATORIA: A los Hombres de Rojo del Perú, de modo especial a mis entrañables amigos: GUILLERMO BIONDI FERNALD (Bomberos Voluntarios del Perú - San Isidro 100), y a don JUAN ALVITES MENDOZA (Compañía de Bomberos Salvadora de Chimbote Nº 33) con mucho afecto. Japón (29.12.07) Tochigi Ken

Japón – Tochigi Ken (29.12.2007) Ashikagashi
ARCHIVO BITÁCIORA 13 (20071229) Japón
Revisada para el Blogger (JAPÓN 90-20130814) Ashikagashi

domingo, 1 de septiembre de 2013

Silencio... se ha dormido - Bitacora 13

Juan T. López Borja
Silencio… se ha dormido
Escribe: Hugo Tafur
(peruano)

Noticia triste, con crespones negros llegan hasta mí… en la catedral de mi afecto, escucho el tañer grave de las campanas del alma, que me estremecen y me llenan de aflicción… mi espíritu traspone barreras de tiempo y espacio, y vuela en alas de la esperanza de un error hasta mi puerto, tomo el fono y llamo presuroso a la casa de “Teo”, me contesta uno de mis sobrinos, quién me confirma la infausta noticia… reprimo las lágrimas que pugnan en mí, mientras me esfuerzo por recordarlo afectuoso, con esa sonrisa amigable y fraterna dibujada en su rostro; Juan Teodocio, ha transpuesto el límite final de su existencia, y hoy duerme en la muerte … en mi divagar, alucino su velatorio presidido por la imagen de Cristo Crucificado, siento en el ambiente, el aroma de las flores derramándose como un sollozo de dolor, ante el ataúd que contiene el cuerpo inanimado de "Teo", iluminado por cuatro  cirios artificiales, mientras al pie, ceras blancas de llamas mortecinas titilan proyectando sombras abstractas que parecen trepar por las paredes… mucha gente, familiares y amigos vestidos de negro van llegando al velatorio, circundando en solemne silencio al ataúd.

La vida sigue, y como actores de teatro, muchas veces tenemos que reprimir nuestros sentimientos ante lo irreversible, y atenazado el corazón por la impotencia, seguir transitando los escabrosos caminos de este mundo… cuánto daría por acompañarlo en este su último segmento. “Teo”, como solía llamarlo cuando me dirigía a él, se ha adelantado en ese camino inexorable… el combustible de su lámpara se ha agotado… Su muerte finalmente, tendrá la virtud de congregar a la familia en el marco doloroso de su partida; otros familiares y amigos como yo, imposibilitados por la distancia, el tiempo o algún problema de salud, nos resignaremos a elevar una oración contrita al Creador, rogándole por el descanso de su alma y porque lo tenga presente el día de su gloria… Este deseo, fue el que expresé por teléfono a Rosita, su amada esposa y compañera, ella sobreponiéndose a su congoja, me informó algunos detalles del deceso y resignada aceptó mis expresiones de condolencias… Al despedirme y colgar el auricular, dando por terminada la llamada, bendije su lealtad para con “Teo”, todas la veces que llamé para preguntar por su salud, ella siempre estaba a su lado, fiel, preocupada por su recuperación.

Recordar mi amistad con “Teo”, es evocar vivencias gratas y significativas que devienen como un riachuelo de aguas transparentes y serenas, así era él, antes que mi familiar, era mi amigo, nunca modificó su trato fraterno y afectuoso conmigo paso lo que pasó, me llamaba respetuosamente “Huguito” y así siguió llamándome hasta que imposibilitado de contestar mis llamadas por su enfermedad, me atendía Rosita, su esposa… Desde que nos conocimos allá por 1964, nació entre nosotros una mutua admiración, alguna vez incluso,  producto de esa amistad, se sintió impulsado a llevarme serenata por el día de mi cumpleaños; otras veces, nos enfrascábamos en conversaciones interminables, donde se desahogaba de sus secretos, contándome su historia de niño y de joven, las vicisitudes y trabajos que tuvo que pasar, hasta convertirse en un hombre… abordar estos recuerdos, muchas veces lo conmovieron y  le hicieron asomar en las ventanas del alma alguna lágrima furtiva, que rápidamente enjugaba y superaba, salpicando su narración con alguna anécdota traviesa que nos causaba hilaridad… fue en esos diálogos, que alguna vez me confesó, el inmenso cariño que sentía por sus hermanos paternos: Augusto, Hilda y María, desde que los conoció siendo ya un joven.

Siendo trabajador de la Corporación Peruana del Santa, reveló su conocimien y condiciones de líder sindical, desempeñando primero alguna secretaría y luego asumiendo la responsabilidad de la secretaria general, de uno de los más antiguos y gloriosos sindicatos de la Región Ancash. Todavía recuerdo, una anécdota que me fue relatada por un familiar y más tarde, confirmada por el mismo protagonista, doctor Cupertino Foronda Macedo. Me refirieron, que la dirigencia sindical de los trabajadores, debatía con la Empresa las exigencias laborales para el personal de la Hidroeléctrica de Huallanca, cuando de manera inesperada sus representantes rompieron el diálogo, los dirigentes del sindicato ante esa disyuntiva,  convocaron de inmediato a una asamblea, a fin de acordar la huelga,  como respuesta a la intransigencia. La Empresa, al enterarse de esta decisión, y conocedora del apoyo legal, ajustado a las leyes que le proporcionaba su abogado, decidió bloquear su presencia, evitando que participara en la reunión; para tal proposito, la Empresa apoyada desde el Gobierno, se valió de la fuerza pública trasladada de Huaraz, cuyos efectivos, fueron dispuestos en varios lugares de Huallanca, con la consigna, de detener y no permitir al doctor Foronda Macedo, llegar al local; por su parte, los obreros y el letrado, habían tomado sus precauciones y permanecía escondido.

La idea inicial de los trabajadores, era trasladarlo desde allí, flanqueado por ellos, pero Juan y algunos que le apoyaban, se opusieron a este plan, podría traer consecuencias lamentables si la policía decidía atacarlos como era previsible, por lo que desecharon la idea. La asamblea se inició sin la presencia del asesor, hecho que no era grato para la masa de trabajadores reunida… pero cual no sería su sorpresa, que los hizo manifestarse en un atronador aplauso, cuando de un momento a otro, se apareció en la mesa que presidía la Asamblea, el doctor Cupertino Foronda Macedo; ingeniosamente, "Teo" y un grupo de trabajadores, vencieron a la represión con inteligencia, consiguiendo la vestimenta de un "Cholito campesino", sombrero raído incluido, con el cual disfrazaron al doctor Foronda Macedo, quién vestido así, sorteó a  la policía sin ningún inconveniente.

Sin embargo, una experiencia mayúscula, fue la que “Teo” protagonizó junto a Raúl Espejo, ambos conocedores de la zona... Instantes después, de haber ocurrido el terrible terremoto de Huaraz, el 31 de mayo de 1970, advirtió el peligro en que se encontraban y conminó a más de un centenar de personas que estaban en la estación "La Limeña", celebrando aquel domingo, la fiesta patronal en homenaje a la Virgen de Fátima, a seguirle. “Teo” habló a la gente, y de inmediato los hizo atravesar un puente colgante que todavía permanecía tendido entre las dos márgenes del Río "Santa", el cual se había secado -lo que era signo de peligro eminente-, para pasar a la otra orilla y ganar las alturas de los cerros; justo a tiempo, ya que solo unos minutos después, se presentó una gigantesca avalancha de lodo y piedras, que colmaba de canto a canto el cauce del río emitiendo un extraño sonido de muerte, que se precipitaba rugiendo y zarandeando el lugar donde se encontraban... desde el cual vieron con estupefacción, como la estación "La Limeña" desaparecía en un santiamén,  llevándose también, el puente colgante que les sirvió para huir.

Aterrorizados, contemplaron desde la altura, como el alluvión con su poder destructivo, modificaba el paisaje, tragándose todo a su paso… Sin agua, con unos pocos mendrugos, este grupo humano de hombres mujeres y niños, caminaron casi a tientas por los cerros con dirección a Bambas, felizmente, después de casi una semana, llegaron a Pillipampa, cuando el hambre y la sed hacía mella en ellos, sobre todo en los niños, cuatro días después de permancer en el lugar, fueron avistados por una nave del Ejército Peruano, el helicóptero se posó en una explanada cercana y segura y procedió a evacuarlos rumbo a Huaraz y Chimbote. Fue en este hecho extremo, que Juan Teodocio y Raúl Espejo, su amigo, puso una vez más de manifiesto su coraje, su espíritu y sus condiciones de líder, logrando que la gente los siguiera, salvándolos de una muerte segura. 

Esta nota quiere ser testimonio y homenaje de admiración a su memoria. Testimonio, del hombre humilde que conocí, el cual desde su niñez, superó necesidades con trabajo arduo, autoeducándose por el camino correcto y logrando ser reconocido en la vida como un hombre de bien, noble y leal, siempre entregado a los suyos y siempre dispuesto a trabajar y entregarse por sus semejantes, aún en la adversidad; para que se recuerde, al hombre, al padre, al amigo, que sin ambages ni dobleces pasó por este mundo rindiendo culto a la amistad y al amor entre seres humanos, convencido, que la gente no sólo es feliz porque tiene lo mejor de todo, sino porque hace lo mejor de todo, por sus semejantes...  herencia noble, que sus hijos deben recoger con orgullo, grabándolo en sus  corazones para siempre, altar de amor, donde “Teo” seguirá morando… ¡Descansa en paz, querido hermano! Gracias por tu afecto y amistad... Dios te levante en su Gloria.

Japón, Tochigi Ken (Vier.23.08.13) Ashikagashi
Revisada para el blogger (JAPÓN  - 89.20130901) Tochigi Ken