domingo, 26 de junio de 2011

César Napoleón Quiroz (Personajes) - Bitácora 13

Un compositor que honra a Chimbote
César Napoleón Quiroz

Escribe: HugoTafur
        (peruano)
Su figura se mece pausada, añosa y digna, cuando pasea por las calles centrales de nuestro puerto... es inconfundible. Tras sus gruesos espejuelos, unos ojos vivases e inquisidores escrutan con solemnidad su entorno. Tiene la solidez de los eucaliptos de Cajamarca, que firmes y enhiestos palpan las estrellas del cielo. Esa tierra bendita que mana leche y miel lo vio nacer hace siete décadas. Ese día, don César Gustavo, su padre, pulsó la guitarra para acompañar el llanto del hijo que nació llorando “La Cumparsita”. Doña Carmen, su madre, presintió con esa intuición telúrica de madre cajamarquina, que el pequeño estaba predestinado, pues la naturaleza lo recibía alborozada: El Sol baño de oro la ciudad, parecía decorada con mantequilla, el cielo se mostró más azul y límpido que otros días, el Cerro "Santa Apolonia", se vistió de gala, en la hacienda “La Collpa”, las vacas lecheras mugían alegres... mientras a lo lejos, el eco de las laderas repetía el viril sonido de los clarines. Aquel día, el futuro aedo fue recibido con fiesta. La familia se esmeraba en atender a los visitantes, pero de manera especial a la parturienta y al bebé.

Siendo niño, junto a sus hermanos Jorge, Liliam, Alberto, Alfonso, Marina, Nelly y Teresa, fue arrebatado por la ilusión provinciana de buscar futuro en la capital…"Las locas ilusiones,/ me sacaron de mi pueblo/ abandoné mi casa/ para ver la capital;/ cuando recuerdo el día/ feliz de mi partida,/sin reparar en nada/ de mi tierra me alejé”...; así, el pequeño César Napoleón, quedó incorporado a la escuela de vida más avanzada del país: Lima. Ahí iría adquiriendo “calle” y "mundo”; también se le presentó la oportunidad de ver en vivo y en directo a los “monstruos” de la bohemia, nutriéndose de las expresiones artísticas y de los matices criollos inagotables que pululaban en los cuatro puntos cardinales de la ciudad capital. La bohemia imperante, termina por anidarse y germinar en el sensible corazón del joven, que expresa sin ambages su rendido amor por el arte.

En la década del cuarenta, el tango adquiere ribetes de antología. Se populariza, se mete en el alma del pueblo y se baila en los grandes salones; con la muerte trágica de “El Zorzal”, Carlos Gardel, se torna leyenda. César Napoleón, no es ajeno a esta viril expresión de moda: vibra, sufre, llora y canta. Sí, un buen día, se lanza como interprete de tangos, estrenándose en el escenario del Teatro “Grau”, luego las salas “Delicias”, “Variedades”, “Beverly” y finalmente las provincias. En todos los lugares y  escenarios es aclamado “Alberto del Campo”, nombre elegido para tentar la fama. En su hora de triunfo, el joven artista, recuerda a sus padres con mucho cariño y desde lo más profundo de su ser los bendice.

Una tarde cualquiera, cuando siente la nostalgia de su tierra, dulces recuerdos acuden a su mente transportándolo a su niñez. Nítido, como si fuera ayer, viene a su memoria su primera experiencia laboral, cuando después de doblegar con llanto y pataleta la negativa materna, se hizo “canillita” a los siete años, voceando "El Cumbe" y ganando por esa actividad sus primeros cuatro “centavos gordos”. Aquella tarde, parecía un cabrito de contento, retozaba de alegría…y cuando dejó en las benditas manos maternas el producto de su trabajo, lloró con la emoción de su madre. Doña Carmen, orgullosa, acunó en su pecho al pequeño obrero, que cansado de la jornada se durmió en los brazos de su madre…el hombrecito, había aprendido a ganarse el pan.

Su experiencia como cantante, duró poco más de cuatro años (1949-53); mientras cuajaba el poeta. Fue escuchando a “Los Embajadores Criollos” que descubre su vena de compositor, siempre compuso letra y música intuitivamente en forma simultánea; sin embargo, pasaría todavía unos años antes de que el Perú conozca al musicólogo de nota. Esto acontecería en 1965, cuando José Lázaro Tello, corre el telón de la popularidad al presentar a “Los Embajadores Criollos”, interpretando el vals “Por un Amor” de nuestro bardo; esta misma canción, en tiempo de bolero, es interpretada por Pedrito Otiniano, llegando a la cima de la popularidad y el autor es aclamado. Por este triunfo, el diario “Ultima Hora” y la Municipalidad del Rimac, distinguen a César Napoleón Quiroz, con sendos diplomas que acicatean al poeta.

La marquesina de compositores abrió paso a una nueva estrella, luego el poeta confirmaría este honor; ese mismo año, “Los Embajadores Criollos” le graban “Indiferente”, “Como un Sueño” y “Parece Mentira”…la fama abraza al autor y llueven los halagos y mimos del pueblo. Luego vienen “Remordimiento” y “Mensaje de Ternura”, grabados también por el trío de moda “Los Embajadores Criollos”. Esta última composición, representa al Perú en Caracas, Venezuela. María de Jesús Vásquez, “La Reina de la Canción Criolla”, le graba “Cicatrices del Ayer”. Igualmente Dino Bohemio y “Los Chamas”, le graban “Liviana Pasión”, canción que triunfa en el extranjero. Mas tarde, Marco Antonio graba “La Traición”.

Ya en el año 1977, nuestro crédito chimbotano, Mario Nelson Vásquez, interpreta y graba “Que Dios te Perdone” y “Los Rumbaney” el son guajira “Espera”. En 1982, “El Cholo” Luis Abanto Morales, graba “Triste Senda” en el sello “Virrey”, canción que logró el Premio Nacional para Chimbote, con lo cual César Napoleón Quiroz, consagra su amor por esta tierra generosa que un día lo recibió con los brazos abiertos y lo adoptó como un “Pata Salada” más; “Chimbador” incansable del arte y la cultura por más de treinta y cinco años, ostenta con humildad el Record Nacional de Producciones Radiales, con el código: “Por las Sendas de la Vida”. En el año 1996, lo encontramos en Radio CRN, produciendo los programas “Historia de la Canción Criolla”; “Bajo el Cielo Argentino” y “Recuerdos de la Sonora Matancera”, los que extasían y embelesan deteniendo el tiempo, pues afloraban lozanos y juveniles gracias al entusiasmo y creatividad de César Napoleón, quién de esta forma impone su sello personal y experiencia, dando gusto escucharlos.

Como el buen vino, César Napoleón Quiroz ha mejorado con los años, es multifacético y exitoso, gracias al camino recorrido y la experiencia de vida acumulada. Recordemos: Fue canillita, cantante, compositor, comerciante, productor de programas radiales, publicista y ante todo poeta. Escribió los himnos para la Universidad “Los Ángeles”; Universidad “San Pedro”·; Instituto “Rosa Merino Center”; para el Grupo Político “Unión por el Perú”, por el cuál mereció el agradecimiento y halago del Dr. Javier Pérez de Cuellar. También escribió poesía a “Los hombres que hacen la historia de Chimbote”; “Vidas Ejemplares”; "Filosofía de las cosas"; Glosas comerciales, etc. Actualmente, Radio Stereo Laser, conoce de sus inquietudes, pues mediante sus ondas sonoras se trasmite el programa “La Historia de la Canción Criolla”, donde el multifacético escritor hace gala de su creatividad y memoria, contando anécdotas, glosas poéticas, historia y pone el tinte de humor con personajes como el "Abuelito Pancho", "Sinforosa y Jaimito", "Pato Donald", "Paloma", "Chupafuerte", "El Pepón", "El Árabe", "Chinito Criollo", "Fuji" y otros personajes que hacen las delicias de los oyentes. También hace recitales en los colegios e instituciones difundiendo a poetas peruanos y el arte de la declamación; actualmente, tiene en edición el libro “Primera Apología de la Canción Criolla”.

César Napoleón Quiroz, comparte su vida con doña Susana Arias Indalecio, excelente esposa y compañera, una mujer que llena su vida apoyándolo con mucho amor y comprensión en todas sus inquietudes. Producto de este sentimiento y relación singular, Dios los ha premiado con una linda familia, cuyos hijos son su adoración, ellos son: Milagros, Salvador Enrique, María de los Ángeles, Julio César, César Napoleón Gustavo y Carmen Giovanna, los que endulzan la vida del poeta.

Hay un momento en su vida reciente, que frente a tanto arribista y desvaríos políticos en nuestro puerto, el poeta toma partido y decide apoyar al que considera la mejor opción política, ocupando un puesto de avanzada en el comité de campaña del que fuera Alcalde y Congresista de la República don Guzmán Aguirre Altamirano, de quién tiene recuerdos inolvidables sobre todo en la hora del triunfo, aunque poco después desconocen y olvidan su apoyo. Actitud que no hace mella en el espíritu generoso y noble del poeta, pues considera de mayor valor el cariño y reconocimiento que le brindan los porteños cuando pasea por la ciudad. Pensamos, que este cajamarquino “nacionalizado” Chimbotano, desde hace muchos años, merece ya el reconocimiento de las instituciones tutelares de nuestro puerto, por su entrega, por su amor manifiesto, por el orgullo de ser un “pata salada” que honra a la ciudad. Los que conformamos la plana de este Diario, nos descubrimos respetuosos, ante el poeta y amigo sin par.

Publicada en el  Diario "Las Últimas Noticias" (22.10.2002) Pág. 8.
Revisada para el blogger (JAPÓN - 21-20110626) Tochigi Ken

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