lunes, 30 de julio de 2012

El niño del barrilete - Bitácora 13


Rato después el bello barrilete surcaba el
cielo (Fotos de internet)

El niño del barrilete
Escribe: Hugo Tafur
      (peruano)
Un día de Primavera por la tarde, acompañado de Miryam, paseábamos  en bicicleta por la margen izquierda del río Watarasé, en Ashikaga shi; de pronto, un anciano japonés  que llegó en una vieja motocicleta "Honda" llamó mi atención, traía adherida a su espalda una cometa cuyos zumbadores expuestos al viento se movían con frenesí  haciendo gran ruido... parecían ansiosos de  ser liberados a la altura. Luego de estacionar su vehículo, bajó solemnemente, descargó su barrilete con cuidado y lo puso en el suelo, de una bolsa de cuero extrajo la cola y un gran ovillo de hilo y procedió a ubicarlos en sus respectivos tirantes… Luego de la sorpresa que me causó la naturalidad con que actuaba alistando su juguete y deduciendo que era él quién iba a volar el multicolor  cometa,  me sobrepuse, y fiel a mi costumbre de plasmarlo todo con oportunidad de gráfico me propuse a grabar tan singular actuación, saqué mi cámara y comencé a disparar foto tras foto. Luego me acerqué hasta donde se encontraba este “niño viejo”,  y observé su habilidad para preparar el vuelo de su cometa… de reojo me observó y siguió en lo suyo sin inmutarse.

Rato después, el bello barrilete multicolor muy adornado surcaba el cielo con el empuje  veloz del viento de la tarde…  los zumbadores, hacían fuerte runrún, acompañando los ágiles movimientos y cabeceos alegres de la cometa; el anciano japonés mostró su contento, cuando alzó vuelo y se estabilizó su juguete, y luego, se le veía muy concentrado, vigilando su vuelo, parecía en trance, conectado  con el barrilete mediante el pabilo que se deslizaba enroscado en su mano derecha; de rato en rato, decía para sí palabras ininteligibles e iba soltándole más y más hilo, hasta que muy alta y lejana en el cielo de Ashikaga Shi, se veía muy pequeñita, tocando la nubes. Yo, con la fascinación que me causaba la actuación gozosa del anciano, la cuál también otros que se encontraban en el lugar observaban, me olvidé de tomar fotografías, limitándome a seguir con mucho interés la actividad del “niño viejo” , volando su cometa junto al río Watarasé que atraviesa la ciudad donde vivo;  río de cause regular, de aguas claras y transparentes pobladas de peces, al cual se le cuida, protege y respeta para no ser contaminado.

Es un juguete maravilloso
Después de hacerla volar por un buen rato muy cerca de las nubes, y haber sostenido con ella, evidentemente, un  diálogo íntimo muy privado, tema que sólo él conocía, el anciano japonés fue acortando una buena cantidad de pabilo a su juguete, para tenerlo cerca y a la vista y como un padre que da permiso a su hijo para que siga jugando bajo su vigilancia, miró al barrilete y dijo en japonés, algo que traducido sería: “sigue tu solo” y ató el pabilo que tenía en la diestra, en un tubo vertical que sostiene el alero de sombra de las bancas de lugar; acto seguido, sacó un cigarrillo, lo prendió y fumó con fruición... paso a paso, se acercó hasta donde estábamos sentados observándolo y sin mediar presentación alguna, como quién da explicación a su gusto de hacer volar cometas, nos dijo mirándonos: “A mí desde niño me gustaban mucho las cometas… y ahora que puedo, me he vuelto a reunir con ellas… en casa tengo unas trece de diferentes modelos y colores,  cada día, traigo una para hacerla volar”… la espontánea explicación, en lugar de satisfacer mi interés, me la avivó y abriendo una interrogante producto del conocimiento que tengo de la vida y costumbres familiares del país...me dije, lo usual, es que los mayores vienen con sus niños a compartir su juego, enseñarles hacer volar sus cometas y cuidarlos mientras ellos se divierten con sus  "papalotes". 
Al rato, de manera subrepticia conversaba con el viejo que ya me había dicho su apellido, cuidando de que no pareciera interrogatorio, le dije: ¡Sakamoto san!.. ¿y sus nietos, no han venido con usted?... No quieren venir con usted a volar cometa..; me miró, tratando de entender bien mi mala pronunciación del japonés y antes de responderme dio una pitada a su cigarrillo: "No tengo nietos, nunca tuve hijos -me respondió, mirando a lo alto, pensando-  siempre viví cuidando a mi madre y se me pasó el tiempo"...aquí hizo una pausa, y luego agregó: "Nunca encontré el amor”... Al notar yo, que había ingresado a terreno minado haciendo una pregunta indiscreta, quise retroceder pidiéndole disculpas, pero él me interrumpió y me siguió relatando: “muy niño, me quedé huérfano de padre, murió en un accidente”…Lo siento -le dije-  no quise recordarle, más el insistió que no tenía importancia, es más, sacó un nuevo cigarrillo lo prendió y retomó su relato, tratando de explicarme su falta de familia que más o menos entendí así: "Era un niño y ya estaba en el “Yochien” (Jardín de Infancia), tanto su padre como su madre, lo amaban entrañablemente y le procuraban lo mejor. Su padre, muy amoroso, le ayudaba en sus tareas y le enseñaba muchas cosas, entre ellas, a construir su propia cometa, por el supo que este juguete fue inventado por los chinos hacía muchos siglos y que antes de que fuera un juguete de niños, los chinos lo usaron como dispositivo de señales en la guerra, dependiendo de su forma, color, altura, etc., constituía un mensaje; también por su padre, se enteró que este lindo juguete cambiaba de nombre según el país, se le conocía como: "Cometa", "Barrilete", "Chichigua", "Chiringa", "Lechuza", "Pandorga", "Papagayo", "Papalote", "Piscucha", "Volador" y "Volantín".


Hacer volar una cometa resulta fascinante,
pero hay que observar reglas de seguridad
Luego nos contó: que su padre tenía mucha fascinación por volar; y que a él, ver desplazar libremente las cometas en el cielo, le resultaba un bello ejercicio de entretenimiento y reflexión; sin embargo, su progenitor, ponía mucho énfasis en recomendar a quien volara una cometa, que observara estrictamente algunas reglas de seguridad, a fin de que la alegría de hacer volar estos juguetes, no se transforme en lamentables accidentes con consecuencias funestas, tanto para el que las hace volar, como para las personas ajenas a nuestra afición y placer.

Nos dijo, que cuando intempestivamente murió su padre en un accidente, las cosas cambiaron mucho en su hogar, al principio  su madre trabajaba muchísimo en el campo por una paga miserable, a fin de tener dinero para sus gastos de estudiante en el “Shogakko” (Educación Primaria) y para los alimentos. Estando en el “Shugakko”, (Secundaria Básica) las cosas se pusieron más difíciles, y por esa razón, apenas la terminó, se empleó para ayudar a su madre, hasta que alcanzó la mayoría de edad y pudo  optar por un empleo mejor remunerado, con ese nuevo ingreso, no quiso que su madre trabajara más, y sólo se quedara con las tareas del hogar... "Así han pasado los años, cuidando a mi madre y recordando con mucho cariño a mi padre… en mis ratos de ocio, he trabajado muchas cometas de diferentes formas y colores… y ahora jubilado, que dispongo de mucho tiempo, salgo a solazarme con  ellas  haciéndolas volar y un poco a recuperar el tiempo que no pude estar con mi padre; ya que, cuando las veo surcar el cielo y llegar hasta las nubes, me hago la idea de que mi padre juega y dialoga conmigo desde el cielo, y por ello, mis juguetes favoritos hasta que me muera, serán las cometas"... Esta sensible declaración de amor por su progenitor, me conmovió sobremanera... miré al cielo, donde triunfal volaba el barrilete más lindo que nunca... mientras el anciano, vuelto sobre sus pasos, libraba el pabilo atado en el tubo... con el corazón latiéndome de emoción, hice una seña a Miryam para retirarnos y con una inclinación respetuosa nos despedimos de este memorable "niño viejo" del barrilete que una tarde cualquiera de primavera llegó a nuestras vidas, para confirmarnos, que hombres nobles con alma de niño, también existen en esta sociedad que parece fría y sin emociones.   

Japón-Ashikaga shi, Río Watarasé, 6 de abril de 2010 
Archivo de Bitácora 13 ( O6.04 2010)
Revisada para el blogger(JAPÓN 50-20120730) Tochigi Ken

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