jueves, 10 de enero de 2013

EL PRIMER AMOR - Bitácora 13


El amor identifica al ser humano
(foto internet)
 Lo que no se olvida:
El primer amor

Escribe: Hugo Tafur
        (peruano)
De todos los sentimientos que hacen al hombre diferente en el reino animal, es el amor el que mejor  lo identifica, sería monstruoso si sólo expresara ira, odio, agresividad, miedo... Desde que nace, trae albergado ese fuego que lo vivifica y lo hace feliz, semejándose en una pizca a su Creador, que es puro amor. Tan relevante es este sentimiento, que el mismo Hijo de Dios cuando vino a la tierra a cumplir su misión, dejó como norma de identificación a sus seguidores, el dispensarse amor entre sí... "En  esto se conocerá que son mis discípulos", les dijo . El apóstol Pablo, en todos sus escritos reitera las enseñanzas de su Maestro, identificando al amor como vínculo perfecto de unión... condición básica, para convivir en paz y armonía entre los seres humanos. 

El hombre en su naturaleza, está diseñado para transitar su existencia en compañía, desde su niñez, evidencia esta preferencia. Decía líneas arriba, que en algún lugar de su compleja estructura, tiene alojado el fuego sagrado del amor, en cuya abstracta variedad, brilla con intensidad el amor por la mujer... es un botón de misteriosa flor, que palpitante de vida, abre su hermosura al compás de los latidos del corazón, para luego ser depositada con devoción a los pies de la elegida. Es en la niñez como una crisálida, que al influjo de los tibios rayos de su conversión en   adolescente, va  despertando vital, hasta que un día, en  un deslumbrante amanecer, despliega sus hermosas alas convertida en mariposa, que inquieta comienza a revolotear de flor en flor, hasta que deslumbrado por la belleza y esplendidez de una, se posa... Ha nacido el primer amor. 

El primer amor, la primera experiencia amorosa entre un hombre y una mujer, comienza a pintarse en una blanca pared de ilusión y fantasía. La vivencia se inicia con nerviosa timidez y mucha expectativa, uno de los dos, generalmente el varón, ha pronunciado las palabras mágicas de la declaración de amor ¡te amo! A  las cuales le suceden tensos segundos de emoción  y turbación… no por la sorpresa de la declaración no, porque antes de llegar a ese momento, se han emitido  señales subliminales  que delataban el mensaje de amor; ese momento formal, no es más que la confirmación de lo percibido… la más de las veces no hay respuesta, sobran las palabras, son instantes supremos en que el corazón desbocado late con premura, sólo los ojos hablan con ternura… La mariposa posada en su flor elegida, succiona el polem de vida...  un beso, sellará ese inocente amor de juventud, cuyo recuerdo perdurará para siempre, en el álbum de la vida de hombres y mujeres, clasificado con la etiqueta: Mi primer amor.

A partir de ese momento, ese amor inexperto e intenso, se convertirá en el motivo y razón de quiénes lo experimentan, será la fuerza motora de su día día... En alas de esa ilusión primera, nada parecerá imposible, viven, piensan y sueñan, en función de ese sentimiento que recorre avasallador todo su ser. La figura del ser amado será idealizada y elevada al altar de la perfección, su proximidad lo hara temblar de la emoción. En esas circunstancias, habrá momentos de confusión, mientras se van produciendo cambios inminentes jugando a ser mayores, acontecerán mutaciones físicas y evoluciones psicológicas,    que el amor las ennoblecerá, aunque también, puede presentarse tensiones y reacciones anímicas disonantes que alteran la  conducta, están en un momento de transición... Si el amor verdadero dominara al mundo, qué milagros obraría el hombre en su terrenal existencia... La tierra, hace tiempo, que hubiere recobrado el paraíso perdido que con su actuar egoísta perdió... y que al persistir,  pone en peligro su propia existencia. 

Hace algún tiempo, leía: “Temas de reflexión”, de ese gran docente y literato ascopano, Carlos del Río León (*)1, sobre el tema del amor reflexiona con mucha agudeza: “… amor es entrega y sacrificio, fidelidad y justicia, actitud estable de servicio –no de dominio y sometimiento- de servicio recíproco, para dignificarnos a nosotros, a nuestra familia y la sociedad toda. Amar es asemejarse o parecerse algo a Dios, por la grandeza y por la pureza con que debemos darnos los unos a los otros ¡y no exigir, explotar y utilizar a la otra parte como objeto o cosa! Porque el amor eleva y redime. El amor es vida y se alimenta de la vida misma con todas sus cualidades y potencias, ya que de lo contrario se desgastaría inútilmente, se marchitaría, se secaría y terminaría muriéndose. Finalmente, el amor debe servir para hacer algo positivo y valioso en la sociedad, aparte de construir la familia: transformar la injusticia en justicia, la ignorancia en sabiduría, la maldad en virtud, el odio en cariño imperecedero. ¡Hasta la eternidad!”.

Sin embargo, en el hechizo del primer amor como en una moneda, hay  otra cara, producto de una equivocada interpretación de la relación o de la siempre insatisfecha curiosidad, lo cual los hace perder la dimensión y la distancia de lo permisible, empujándolos a  transitar caminos prohibidos,  auto declarándose enamorados "con derecho a roce" los efectos de esas licencias, después de perder la perspectiva de lo moralmente correcto, son generalmente dolorosas, es el principio del fin de ese amor que nació inocente, su consecuencia  atenta contra el futuro y la superación personal de quiénes se excedieron, en ese lapso, donde ya no se es un niño pero tampoco un adulto, todavía no se ha logrado cimentar las bases del futuro... a la hora de las  dificultades, injustamente se revolverán contra la pureza del primer amor, señalándolo culpable. Pero seamos justos, no solamente el primer amor tiene la fuerza de la adicción y nos torna adictos, los amores subsiguientes también nos puede hacer obrar con esa ligereza y dependencia irracional… el secreto estriba, en iluminar desde el principio con la antorcha de la moralidad, el camino  que  se empieza a transitar. La pasión no puede obnubilar una conciencia despierta y entrenada en cuanto a lo correcto, evitar la destrucción de los muros morales es la base de una buena conciencia... por unos minutos de placer, nadie conscientemente debería  hipotecar su futuro… El primer amor, no necesariamente es el mejor, ni el definitivo.

No se cual es la estadística de sobrevivencia de los primeros amores que se cristalizan para toda la vida, pero alguna vez leí que eran muy insignificantes. Dejémoslo ahí, por quiénes prefieren olvidarlo, guardémoslo en el desván íntimo de nuestra consciencia  donde no hará daño a nadie…  muchas primaveras  pasarán y su recuerdo se mantendrá vivo, quiza en el otoño de nuestras vidas, cuando el viento susurre entre las ramas y los pajarillos trinen en las copas de los árboles... un bello recuerdo anidará en nuestra mente y un ligero rubor subirá a nuestras mejillas, dejando escapar un  imperceptible suspiro, al recordar el adolescente beso, de nuestro... Primer amor. 
                                              "Acuérdate del día,
                                                acuérdate del mes, 
                                                acuérdate del beso,
                                                que nos dimos 
                                                la primera vez."                                    

(*)1 Carlos del Río León (Perú, La Libertad, Ascope 20.10.37 - ….) Docente, poeta, periodista, narrador, prolijo escritor de muchos libros. Miembro del Frente de Escritores de la Libertad, con sede en Trujillo. Ex profesor por 13 años, del Faro de Luz de San Pedro de Lloc, Colegio Nacional “José Andrés Rázuri”.     

Chimbote 13 de enero de 1998 
Archivo BITÁCORA 13 (13.01.13) Chimbote 
Revisado para blogger (JAPÓN – 73-20130110) Tochigi Ken

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