sábado, 27 de octubre de 2012

HISTORIA DE UN POEMA - Bitácora 13


Vano afán...inútil su vigilia, en la noche
que pase Santa Claus (Foto internet) 
Historia de un poema 
El juguete que no habrá
Escribe: Hugo Tafur
       (peruano)
Corrían los últimos días del mes de noviembre de 1980, laboraba como empleado en la Empresa Siderúrgica del Perú y por encargo, sumaba a mi función de coordinador de programación de materias primas y materiales, la  de coordinador de seguridad industrial y de prácticas, esta multiplicidad de responsabilidades que en algún momento me confiaron, exigía de mí una aptitud muy ordenada para cumplir con eficiencia. La Planta de Acero, es a mi modo de ver, el corazón del complejo siderúrgico, ya que es allí donde se produce los diferentes tipos de acero requeridos para la producción final en las plantas de planos y no planos. En Planta de Acero, se produce a partir de la chatarra en hornos eléctricos y a partir del arrabio que produce el Alto Horno, en los convertidores L.D.. Esta planta para su normal operación, cuenta con más de una decena de áreas, incluidas programación, mantenimiento, control de calidad, refractarios y seguridad; todas mantienen una coordinación muy estrecha, conociendo  los programas de producción diaria y mantenimiento, a fin de apoyar la secuencia productiva día y noche, evitando así paradas  que afecten la fluidez en las áreas y atenten contra la productividad.
Su inocente alegría fantaseada...
por la loca maquinaria comercial
(Foto internet)
Por esos días, Siderperú en cumplimiento a la normativa nacional, recibía en sus instalaciones a  un buen número de jóvenes practicantes, enviados por las universidades de diferentes lugares del país; generalmente, estudiantes de los últimos ciclos de metalurgia, mecánica, electricidad, electrónica, fundición, etc. En nuestra planta, aprovechando la sala de reuniones que contaba con cincuenta carpetas unipersonales, recibíamos esa  cantidad de practicantes, los cuales, eran distribuidos en todas las áreas, según su especialidad; la asociación diaria con estos jóvenes universitarios, me permitía conocer de cerca sus problemas y en algunos casos, como los que vinieron ese año de las universidades San Antonio Abad del Cuzco y Daniel Alcides Carrión de Cerro de Pasco, pude enterarme que era bastante difícil, debido al ínfimo presupuesto que traían para los tres meses que durarían sus prácticas. En su descargo, debo decir, que estos futuros profesionales en su mayoría proceden de familias modestas y si arriesgaban venir a Chimbote con esa precaria bolsa, era porque tenían la esperanza de que Siderperú les asignaría una pequeña mesada, como era práctica en otras empresas, pero no fue así.
Soñando con el regalo de un juguete... Señor...
¿Porqué, de mí te has olvidado? (Foto internet)
Esta situación tan delicada me preocupó muchísimo, total ya eran mis amigos; varios me expresaron su deseo de abandonar las prácticas y volver al Cuzco o a Cerro de Pasco, les pedí que me dieran unos días antes de tomar tal decisión, quería evitar que desertaran y no obtuvieran el Certificado de Prácticas tan valioso para sus intereses, de manera privada expuse el problema al superintendente de planta y a varios de los jefes de área que consideré los más sensibles, ellos hicieron suya la preocupación y se sumaron a un acto de solidaridad que creimos conveniente... los muchachos volvieron a sonreír al enterarse del resultado. No hay duda, que un hecho de bondad enerva otro, fue en estas circunstancias que la casualidad condiciona una experiencia que a continuación les relato. Fin de noviembre, cumplimos con nuestro propósito y  decidimos como despedida, invitarles un desayuno al día siguiente; cada uno de nosotros se encargaría de comprar algo, a mi me tocó comprar el pan y algo para hacer los sándwich. Así que temprano, antes de ir al trabajo, pasé por el Mercado Modelo haciendo mis compras, cuando esperaba que me atendieran en uno de los puestos de embutidos donde siempre adquiría el delicioso queso cajamarquino, llegó un vendedor ambulante que se ubicó adyacente... abrió una caja y vació sobre un plástico puesto en el piso su mercadería variopinta, que consistía en muñequitas, avioncitos, camioncitos, cornetas, etc… La Navidad se acerca pensé, ahora empieza el sueño de los niños por los juguetes.
Cansado de la larga espera, se dormirá
en silencio angelical... (Foto internet)
Mientras me atendían, me distraje unos instantes y mientras esperaba mi cambio, mi atención volvió a los juguetes, advirtiendo un hecho que me conmovió, dos pequeñitos de aspecto humilde, habían cogido dos carritos y rogaban a su madre que se los comprara, la pobre mujer con evidente rubor, luego de preguntar el precio, saco un desteñido pañuelo que abrió sobre la palma de su mano y comenzó a contar sus monedas, para finalmente decirle a los niños que no le alcanzaba, indudablemente, la prioridad era adquirir alimentos... ambos niños dejaron los carritos, mientras sus ojitos se humedecían ensombreciendo su carita de tristeza (protesta  silenciosa de impotencia y amargura por haber nacido pobres). Con mi cambio en la mano, enternecido por lo que estaba sucediendo, tercié preguntando al comerciante el costo de los carritos y luego los cancelé... inmediatamente, cogí los juguetes que hacía un instante tenían asidos los niños y se los entregué, su madre, sorprendida de mi actitud, tuvo palabras de agradecimiento, yo procuré olvidar su rostro, y acariciándole la cabecita a los niños me despedí rápidamente.
Correrá hacía sus zapatos
viejecitos... y encontrará en
ellos soledad (Foto internet) 
Poco después llegaba a Siderperú,  dirigiéndome a la oficina principal a efectuar algunas diligencias, ya en camino, encontré a dos apreciados amigos de compras, Alfredo Suárez y Félix Gonzales, quienes me obsequiaron dos almanaques. Cuando llegué a la Planta de Acero, los desplegué para colgarlos, pero no pude evitar mi estupor frente al que abrí... tenía la imagen de dos niños llorando, no lo podía creer... acababa  de ver en vivo esas caritas y ahora, una pintura me las recordaba... pensé, este será el rostro de muchos niños en la cercana Navidad.... y comencé a escribir el poema, que más tarde intitulé: “El juguete que no habrá”, bastaron quince minutos para plasmarlo, la hoja que contenía mi nuevo hijo literario la deposité en una de las gavetas de mi escritorio, junto a otras, sin embargo este no tendría igual suerte, ahora les contaré porqué... Dos días después, Laly de la Cruz, mi querida amiga, secretaria de nuestra superintendencia, me hizo recordar que estaba invitado al Concurso Floral de Siderperú, por la Gerencia e RR.II. y que yo no mostraba ningún interés en participar, insistiendo que debería hacerlo... en ese momento, recorde el poema y se lo alcancé, diciéndole: "si te gusta, envíalo por favor", minutos después, me comunicó que lo había remitido con el seudónimo de “Tochito” al concurso. Participaba gracias a su insistencia…

Pronto llegará la Nochebuena
cabalgando en su trineo de ansiedad,
 y en los pueblos se alzarán muchas manitas
 esperando el juguete que no habrá.
Su inocente alegría fantaseada
por una loca maquinaria comercial,
los hará soñar con el regalo…
de un juguete que parezca de verdad.
¡Vano afán!.. ¡Inútil su vigilia! 
 En la noche que pase Santa Claus
sus manitas extendidas hacia el cielo
vacías quedarán con frustración.
Cansados, al fin de larga espera, 
se dormirán en silencio angelical, 
soñando que al nacer el nuevo día
tendrá asido, el juguete que añoró.
Su fantasía de alitas tremolantes…
¡Se quebrará en mil pedazos en Navidad!
Correrá hacia sus zapatos viejecitos
 y en ellos, sólo encontrará… soledad”.
Una lágrima rodará de sus ojitos 
 al sentirse olvidado sin razón...
 se irá hasta el niño Enmanuelito 
 ¡Qué solo, en su pesebre se quedó!  

Lágrimas rodaron de sus ojitos... al sentirse olvidado
sin razón. (Foto internet)
Invitado a la ceremonia de premiación, asistí sin otra perspectiva que la de disfrutar de una noche cultural. Los poemas a partir del 10º puesto hacia adelante, fueron interpretados por experimentados declamadores de nuestro puerto, todos fueron muy hermosos, más cuando se anunció el 2º puesto, tuve mucha alegría, ya que  el poema le pertenecía a mi amigo de antaño, Pablo Untay Castillo. Acto seguido, se hizo un ínterin y luego al reiniciarse la ceremonia de premiación, fui sorprendido cuando el jurado proclamó a mi:  “El Juguete que no habrá”, como el ganador del Concurso Floral. No recuerdo el nombre de la dama que lo interpretó, pero lo hizo magistralmente. El premio de esa noche inolvidable, me fue entregado por don Marco León Figueroa, mi profesor en las aulas de la Secundaria y mi gran amigo como funcionario en Siderperú. Esta es la historia de un poema nacido en medio de las vivencias de afecto y cariño por nuestros semejantes, escrito con el alma y ganador gracias a la insistencia de mi querida amiga Laly de la Cruz de Reyes, quién hace mucho tiempo, en busca de mejores oportunidades se marchó con su familia al gran país del norte. Para ella, donde se encuentre mi cariño fraterno.  

Se irá hasta el niño Enmanuelito...
¡Qué solo en su pesebre se quedó!

El poema en letra cursiva y  negrita, tiene  
como título "El juguete que no habrá" . 
Chimbote, 05 de diciembre de 1995
Archivo BITÁCORA 13 (19951205) Chimbote
Revisado para blogger (JAPAN 63-20121027) Tochigi Ken  

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