domingo, 28 de abril de 2013

Manuel "Chiroka" Guerrero B. - Bitacora 13

Manuel Guerrero Bazalar
“Chiroka” viejo lobo de mar
Escribe: Hugo Tafur
(peruano)
Rayaba la aurora y las sombras huían con el amanecer… la “Ana María”, guiada por el brazo firme de su capitán, navegaba a toda pala frente al “Dorado”. Desde que pasó por el “Hueco de la Vela”, el viejo y curtido hombre de mar, Manuel “Chiroka” Guerrero Bazalar, oteaba el horizonte… tenía olfato de lobo de mar, presentía pesca y la husmeaba en el ambiente marino... también, con la sabiduría y experiencia de los años, observaba el comportamiento de las pardelas… ¡Sí, no se podía equivocar! En la penumbra matinal alcanzó ver el inquieto revoloteo de las aves marinas… Bajó al mínimo la marcha de su embarcación y despacio, muy despacio, repasó el área con la ecosonda prendida, el aparato detector comenzó a marcar negro… a flor de agua, una pequeña saltadera de anchovetas delataron la dirección que corría la mancha… el proero, lo confirmó… ¡Listos, listos! Advirtió a la tripulación, mientras agazapado dominaba la caña cuadrando la embarcación.
Así, con capacidad, convicción y fe, maniobraba el viejo lobo de mar, poniendo todos sus sentidos en la cala y recio ordenaba desde el puente: ¡Arrea!.. Chalana y chalanero, caían por la popa al mar, llevándose hecho bien firme el cabecero de proa del boliche, mientras “Chiroka”, dibujaba con destreza su redonda trampa de corchos, cabos, cenefa, paño y plomo… Hermosa y altiva se le veía a la “Ana María”, deslizándose sobre la superficie del mar, guiada con destreza por ese viejo pescador… que por su sapiencia, intuición y sabiduría al pescar, más parecía un lobo de mar hecho hombre o un hombre mimetizado lobo de mar. Aquel día, “Chiroka”, como tantos otros, cortó dos bolsas, puso “cachanga” a la Ana María y botó, como se acostumbraba por entonces de una manera imprudente, a las once de la mañana ya estaba en el puerto, acoderado,  descargando en la chata de la Pesquera “Humbolt”; muchas veces, con esa ventaja, se daba el gusto de volver a la zona de pesca, por un segundo viaje… amaba el mar y el mar generoso le entregaba su riqueza.
Luis Banchero, con los patrones de la pesquera Humbolt
(De los parados, "Chiroka" el primero de la izquierda) 
Cuando joven, a punta de calas, malas noches y peligros, se hizo de un nombre, era querido y respetado, pero jamás abandonó su forma humilde y sencilla de hombre de mar, buen padre y buen amigo. En Chimbote, en su casa de la Urbanización "El Trapecio", junto a los suyos, matando la nostalgia con unas cervezas, recordaba su niñez en el puerto de Huarmey, su decisión tomada a los siete años, cuando para paliar la pobreza familiar cogió los aparejos de pesca a cordel de sus hermanos y se fue a pescar a las rocas. La rebosante bolsa con los peces atrapados por sus anzuelos lo cautivaron para siempre, nunca asistió a la escuela, se hizo hombre en la más grande universidad práctica del mundo, el mar, ahí vivió cada día, descubriendo y aprendiendo sus secretos. En esa actividad, recorrió toda la costa peruana de sur a norte, todas su caletas y puertos no le eran ajenos, se internó en todas las playas y sus recovecos; igualmente, en todas las islas del Mar de Grau, pues siendo un mozalbete, antes de optar como pescador, fue cazador de lobos contratado por una empresa española, en la que pese a su juventud, ejerció el cargo de capataz, con mando de personal. Las pieles eran trabajadas en una curtiembre de la avenida Arequipa en Lima.
Apenas tenía 19 años, cuando conoció a Luis Banchero Rossi, quién años más tarde, se constituiría como el empresario pesquero más grande del Perú; desde el principio, ambos talentos se complementaban, Banchero necesitaba de “Chiroka” y “Chiroka” necesitaba de Banchero. Primero, lo hizo patrón de una de sus lanchas boniteras, pescado base para su fábrica conservera; después de un tiempo, lo nombró patrón de la lancha “Ana María” para pescar anchoveta y fabricar harina en la Pesquera “Humbolt”, del barrio “27 de Octubre” de Chimbote. A la par que se descubría el genio empresarial de Banchero cimentando su imperio, se manifestaba las virtudes innatas de Manuel Guerrero Bazalar, para la pesca, “Chiroka”, también era un genio en el mar. Era, junto a otros sobresalientes patrones de esa época, los que se encargaban de cosechar lo que la intuición y genio de Banchero, había previsto en su sueño empresarial: “La riqueza esta en el mar, sólo hay que ir a recogerla”.
Por ello, por su eficiencia, Luis Banchero, admiraba a “Chiroka”, le tenía mucho aprecio, hasta su muerte trágica ocurrida el 1º de enero de 1972, en su casa de descanso de Chaclacayo, golpe mortal para todos lo que trabajaban en las empresas del Grupo Banchero; hasta allá fue “Chiroka”, bebiendo su dolor por todo el camino, igual que todos los patrones de la pesquera, fue a ver al jefe, al amigo entrañable, al visionario que le dio la oportunidad de realizarse; al despedirse, una vez más bebió sus propias lágrimas que le supieron amarga agua de mar, él que lo conocía tan bien, sabía que se iba un hombre bueno, honrado, capaz y con ello, un gran peruano que en el futuro hubiera hecho mucho por el país. Nunca más la pesca sería igual, pronto Chimbote perdería el titulo de “Puerto Pesquero Más Grande del Mundo”, era cuestión de tiempo… la debacle en la industria no tardó. Después del asesinato de Luis Banchero, sus empresas fueron estatizadas por el gobierno.
Cargado de años y desengaños, “Chiroka”, se retiró a sus cuarteles de invierno, en la Urbanización “El Trapecio” de Chimbote. El gran guerrero sufría, al no disponer ya de los ingresos que tenía como patrón,  había descuidado su futuro. No fue suficiente el amor de Pola Chunga, su mujer, ni el de sus ocho hijos: Manuel, Esperanza, Regina, Marlene, Manuel Martín, Janeth, Carmen y Alberto, para borrar su decepción y tristeza; por añadidura, lo que ocurría en el sector pesquero, terminaba por desilusionarlo,  el Sindicato de Pescadores y la Caja del Pescador, era  un caos, el compañerismo entre pescadores se había perdido, igual que el título logrado con tanto esfuerzo para Chimbote… sólo le quedaba el apoyo, de Mary, Olga y Juan Banchero, Orlando Cerruti y Benito Rossi, familiares del gran capitán; quienes enterados de sus dolencias, lo asistían con su tratamiento, por lo cual, él siempre vivió agradecido de ellos.
El miércoles 11 de junio de 2003, una llamada telefónica efectuada por Víctor Hugo Milla, me daba la infausta noticia de la muerte de esa leyenda... “Chiroka”, hacía una hora, que había fallecido en Lima, me quedé anonadado, pensativo, preguntándome cuando fue la última vez que lo vi, recordé que fue en la casa de su sobrina Dorita Bazalar, que también vivía en “El Trapecio”, cuando acudió con su esposa Pola y su hija Janeth, a saludarla por su cumpleaños… cuando alcé la mirada, me di cuenta que la bahía “El Ferrol” lucía triste, gruesas nubes ocultaban al astro rey y el cielo se había tornado gris… sobre el mar de la bahía, unas pocas aves marinas perezosas, se bamboleaban al capricho del viento y sobre las ondas del mar, a lo lejos, la silueta descolorida de la Isla Blanca, se me antojó un cetáceo gigante inmóvil, sumergido a media agua… Manuel Guerrero Bazalar, había muerto… Mis cavilaciones me llevaron hasta 1960, cuando jovencito imberbe, había aceptado compartir las vicisitudes del hombre de mar y luchaba a brazo partido para ser aceptado como tal, fue en ese año, que conocí a “Chiroka”, ese  huarmeyano enamorado del mar, junto a otros lobos del mar que ya era populares por su eficiencia, como: Lucho Barrera, El “Tío Merfi”, Ángel “Charol” Bazalar, Samuel Obeso Rubio, “Cabeza Rota” Garrido, Pazos y otros que escribieron la historia de la pesca en Chimbote.
Era la época de las lanchas de madera y la pesca heroica, donde el pescador se mojaba bien para cargar sus embarcaciones, a pulso y con maniobras bastantes riesgosas. Con patrones y tripulantes valientes y arriesgados, con gente leal y trabajadora fue que Luis Banchero, trabajando de sol a sol, levantó su imperio. En algún momento, construyó sus propias embarcaciones pesqueras, en sus astilleros de Chimbote y el Callao, estimándose en más de un centenar las bolicheras de su propiedad... Varias fábricas de conservas, harina y aceite de pescado, una cadena de diarios de circulación nacional y tantas otras inversiones exitosas, hicieron de este  visionario un hombre excepcional.
El gran “Chiroka” se había marchado, en busca de San Pedrito, patrón de los pescadores, y de Luis Banchero Rossi, para pedirle un banco en las naves del cielo, donde pescará guirnaldas de estrellas y cometas de luz, para iluminar a su amada familia y sus hermanos pescadores. Con esta crónica, mi sentido homenaje a ese hombre sencillo, que empinándose sobre las limitaciones y necesidades insatisfechas de su niñez, supo con trabajo esforzado y honrado, convicción y fe, constituirse en un renombrado hombre de mar. A su querida esposa, doña Pola Chunga y a sus amados hijos, mis sentidas condolencias. Descansa en paz, capitán “Chiroka”.
CREDITO: Todas las gráficas incluidas en esta crónica han sido tomadas de internet.
Chimbote, viernes 13 de junio de 2003
Publicado en Diario “Las Última Noticias” (Juev. 19.06.03) Pág. 6 y 7
Archivo revisado: BITÁCORA 13 (JAPÓN 84-20130427) Blogg

6 comentarios:

  1. Increíble pero muy cierto io feliz d aver vivido muxas coss cin el gran patron chikora.....t xtraño muxo abuelo....

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  2. Después de 11 años aún siento la partida de mi padre, un hombre ejemplar que su generosidad extrema no le permitió acumular riquezas pero si el aprecio de las personas que tuvieron la suerte de conocerlo, aun teniendo una modesta pensión de jubilado lo compartía con aquellas personas que lo necesitaban.
    En nombre de mis hermanos y el mío agradezco al señor Hugo Tafúr por esta reseña a mi padre Manuel Luciano Guerrero Bazalar que permite a las nuevas generaciones conocerlo como un personaje importante en la historia de la pesca en el Perú y Chimbote como primer puerto pesquero del mundo.

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    1. Orgulloso de ti siempre padre querido manuel.guerrero bazalar chiroka

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  3. Mi Padre Querido , El Patrón Chiroka

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  4. Orgulloso de mi bisabuelo, lo llegué a conocer y tiene muy buenas historias, penosamente ya falleció y descansa en paz en el cielo

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