miércoles, 13 de marzo de 2013

2011: El tsunami que remeció Japón - Bitacora 13


El tsunami se precipita destruyéndolo todo
(Foto internet)
Terremoto apocaliptico de 9 grados

El tsunami que remeció Japón

Escribe: Hugo Tafur
         (peruano)
Ayer exactamente a las 02:45 p.m. el Complejo Hitachi ubicado en Tochigi ken - Ohira, detuvo sus actividades en todas sus áreas productivas y solemnemente sus directivos y trabajadores en la ubicación en  que se encontraban guardaron un minuto de respetuoso silencio, en homenaje a las casi diez y nueve mil víctimas que originó el seísmo que asoló la parte noreste del Japón el viernes 11 de marzo de 2011, a las 02:46 de la tarde. En ese minuto de recogimiento, muchas oraciones se elevaron al Creador pidiendo por el descanso de las víctimas; pero hubo rostro demudados que silenciosamente dejaron correr lágrimas de dolor y tristeza, ya que mucho de los trabajadores presentes perdieron en dicha tragedia a parientes y amigos. Consecuentes con esta aflicción, los directivos de la Empresa, modificaron el programa de trabajo, disponiendo el término de la labor a las 17:10, a fin de que tuvieran el tiempo necesario para acudir a las honras fúnebres que se celebrarían en los diferentes templos de las ciudades aledañas.


Epicentro del terremoto y el posterior tsunami
(Foto internet)
Como recordamos, hoy se cumple dos años, del terremoto de 9 grados en la escala de Richter, seguido de un desbastador tsunami que en pocos minutos sembró el caos y la muerte en ciudades cercanas al mar, de las prefecturas de Iwate, Miyagi y Fukushima; aún recuerdo el momento… acababa de terminar de escribir “La leyenda del rosal”, cerré la computadora y me puse de pie, en ese preciso instante  comienzo a experimentar un temblor... un temblor que rápidamente se torna violento y colosal, la tierra se mueve y ondula bajo mis pies con ferocidad increíble, no permitiéndome caminar,  en la confusión trato de serenarme, abandono la casa antigua donde vivo y gano la calle, rápidamente elijo unos jardines para dirigirme, ahí escucho el batir de las ramas de los miles de árboles que pueblan y  circundan las colinas cercanas a mi barrio. Era como si un monstruo bajo tierra, se despertara malhumorado, lanzando indescriptible y terroríficos aullidos tratando de destruirlo todo… ante tanto movimiento, un parasol y un rótulo de una tienda comercial cercana se desploman…  la convulsión terráquea se hacía interminable, no cesaba; hoy los sismólogos, estiman la duración en 6 minutos … cuando se calmó, comprobé que no había agua, no había energía eléctrica, no había internet, no había comunicación telefónica ni fija ni por celular... y minutos después, supe que no había transporte por mar, por tierra, ni por aire… estábamos aislados del mundo.

Tanques arden peligrosamente (Foto internet)
Mientras eso ocurría en Ashikaga shi, la tragedia por la magnitud del terremoto, se configuraba colosal en Miyagi, ya que el seísmo fue el más potente ocurrido en Japón en los últimos 140 años y el quinto más potente del mundo; el epicentro ubicado en el  mar, frente a la costa de Honshu, 130 km. al este de Sendai,  que pertenece a la prefectura Miyagi, originó  un tsunami apocalíptico, con olas que en su inicio alcanzaban los 40 mts., esta gigantesca masa de agua en contados minutos alcanzó las ciudades ribereñas de Fukushima, Iwate y Miyagi, siendo prácticamente borradas del mapa Sendai, Rikuzentakata y otras ciudades costeras. Lo que no pudo destruir el terremoto lo hizo el tsunami, las casas más resistentes del mundo, fueron arrasadas en un número aproximado de 400,000, junto a decenas de edificios, barcos, avionetas y granjas, miles de vehículos y hectáreas de sembríos. Las olas arrastraron un barco con 100 pasajeros a bordo. Se perdió contacto con dos tren bala de pasajeros y para terminar de extremar la situación, se declaró emergencia nuclear, al haber resultado seriamente dañada por el terremoto la Central Nuclear de Fukushima Daiichi, en cuya sala de control del reactor Nº 1, presentaba un nivel de radiactividad 1000 veces superior al normal.


La fuerza del tsunami ubicó a un yate
sobre el techo de un 2do. piso (Foto internet)

La situación en las horas posteriores al terremoto se tornaba incierta, los muertos y desaparecidos se contaban primero por cientos, luego por miles; los supermercados fueron vaciados de sus productos, por la adquisición nerviosa en la que se incurre en estas circunstancias, mucho más si los servicios básicos estaban cortados… nuestra preocupación y posiblemente de todos los emigrantes, era pensar en la angustia por la que estarían pasando nuestros familiares en nuestros países de origen, al no tener noticias de nosotros. Esa noche no dormí, la alerta de un nuevo terremoto estaba abierta, las réplicas menores se sucedían una tras otra, nos alumbrábamos con lámparas y reflectores de pilas... la experiencia adquirida en Perú en el terremoto del 70 y la serena actitud de mis vecinos japoneses me sirvió de mucho.


Cientos de vehículos fueron arrastrados
por tsunami (Foto internet)
Antes de seguir, quiero contarles un par de cosas, que a mi modo de ver configuran el carácter, la personalidad y la  idiosincrasia del pueblo japonés; es evidente que la serenidad que muestran ante la adversidad, su unidad y su disciplina para seguir las instrucciones de sus autoridades, es producto de su experiencia de vida aprendida y asimilada en años, hoy convertida en método y sabiduría para enfrentar el infortunio y minimizar sus consecuencias. En Japón, por ejemplo, llueve torrencialmente, los techos de sus casas, edificios y calles, están canalizados para eliminar de inmediato las aguas pluviales. Siendo un país sísmico, la construcción de sus viviendas y edificios están sujetos a normas estrictas de edificación, diseñados para soportar seísmos de gran intensidad. Por la misma razón, su población es educada desde la niñez para actuar con serenidad. En pleno movimiento sísmico no vi ningún japonés corriendo o gritando de pavor, menos arrodillarse implorando protección a Dios; es más, minutos después de terminado el seísmo, aparecieron de retorno de la escuela, unos 20 niños, caminando con toda tranquilidad, como si nada hubiera ocurrido.


La valancha incontenible de agua ingresa a
una población destruyéndolo todo (Foto internet)
Ya amanecía, cuando uno de los vecinos que escuchaba las noticias en una radio a pilas, nos comunicó que a las 6 a.m. se repondría la energía eléctrica, el agua, el teléfono, el internet y el gas... habían pasado casi 14 horas desde que se cortaron.  Apenas los repusieron y con el temor que se volviera a cortar o saturar el internet,  prendí la computadora y remití un mensaje muy lacónico a todos mis contactos: “Familiares y amigos, estamos bien, no preocuparse”, días después, me enteré que todos mis hijos, nietos y familiares, se habían reunido en un solo lugar al enterarse de la tragedia por la TV y que al recibir este breve mensaje, estallaron en un grito de alegría… poco después, mi correo fue invadido por casi un centenar de mensajes venidos desde Perú, Argentina, México, Chile, España, EE.UU., Venezuela, Italia, Ecuador, Colombia y desde el mismo Japón, todos ellos tuvieron la virtud de blindar nuestra moral.  

Al reponerse el transporte aéreo, en los días subsiguientes, cientos de personas... entre ellos decenas de peruanos, optaron por abandonar el país, el temor a ser alcanzados por la radiactividad que parecía se tornaba incontrolable en Fukushima, los hizo dar este paso, abandonando sus compañías y lugares de trabajo. En mi caso, habiendo sido desde que llegué sujeto de atención y deferencia tanto en mi empresa como en mi barrio de Sukedo Higashiyama, decidí quedarme por lealtad y gratitud, sentí que no podía abandonarlos en plena tragedia, era mi desición personal,  por lo que le pedí a Mily, mi esposa, que se alistara y retornara a Perú, más quedé sorprendido, cuando me dijo: “Hemos venido juntos y juntos volveremos, si decides quedarte, yo también lo haré, lo que a ti te pase a mí me pasará”… No tuve palabras que agregar, sabía que no cambiaría su decisión, en mi fuero interno me sentí orgulloso de ella y sólo me limité avisar a nuestros hijos de la decisión de quedarnos. Recuerdo que en ese sentido, aprobando mi decisión me escribieron mis hijos y queridos amigos, como: Mónica Méndez de Paredes (peruana), Dante Ishiuchi Moreira (boliviano), que también decidieron no abandonar Japón.

La capacidad de reacción de las autoridades y el pueblo japonés es sencillamente admirable, nunca olvidaré por ejemplo, que los equipos de rescate mientras recuperaban a sus heridos y a sus muertos, tenían la mirada expectante en la posibilidad de un nuevo seísmo y tsunami, era una gran prueba de aplomo, valor y capacidad, se trabajó en alerta roja todo el tiempo. Simultáneo, un puñado de héroes en la Central Nuclear de Fukushima, se jugaban la vida en medio de las radiaciones, negándose abandonarla y trabajando cada minuto en su control a fin de evitar una catástrofe mayor, que hubiera alterado la vida de la nación. Los trabajadores de Fukushima, nos dieron una gran lección de amor, de valor, de entrega, de sacrificio… heroicos hombres, que nos enseñaron con su decisión, que no hay nada más hermoso que dar la vida por sus semejantes, por su patria, por su Emperador.

Al declarar el Primer Ministro Naoto Kan la alerta nuclear, se procedió a evacuar todas las poblaciones comprendidas primero entre los 5 km. a la redonda y  poco después a 10 km.; lo que significaba movilizar unas 45,000 personas.  Hasta ahora, la zona es un escenario difícil, según el Primer Ministro Shinzo Abe, unas 57,000 personas no pueden volver debido a la contaminación nuclear. En las otras ciudades afectadas por el tsunami, la reconstrucción se mantiene a todo ritmo, pero aun así unas 315,000 personas siguen morando en viviendas temporales, de una manera incómoda; estimándose que aún falta por retirar de los lugares del desastre unas 27,6 millones de toneladas de escombros.

Como podemos deducir, a dos años de la tragedia la herida sigue abierta, aun falta mucho por hacer y restañar; así lo entiende el emperador Akihito y el primer ministro de Japón Shinzo Abe y su Gabinete, que ayer reunidos en una solemne ceremonia oficial en Tokio recordaron a las víctimas de esta catástrofe con expresiones muy sentidas. El emperador Akihito, acompañado de la emperatriz Michiko, recordó a las víctimas, sus familiares y a quienes colaboraron para la reconstrucción de las zonas desvastadas y para poner fin a la crisis nuclear. El primer ministro, Shinzo Abe, prometió acelerar al máximo la reconstrucción para pronto se recobre la vida normal de las personas y de las zonas afectadas; sin embargo, un nuevo reto se cierne, alimentos con trazas radiactivas impropios para el consumo humano, han sido detectados… Me pregunto, si Japón con toda su capacidad de reacción reconocida, equipos humanos con avanzada tecnología, economía y disciplina, en dos años aun no ha superado la catástrofe ¿qué pasaría en un caso similar en mi país?.. Expertos ha advertido de la vulnerabilidad de la capital... pero en la práctica, no pasamos de un simulacro que la mayoría no toma en serio.

Click en el link:
http://youtu.be/z3fiyBuB2zo
Japón, Ashikaga Shi, 12 de marzo de 2013
Archivo BITÁCORA 13 (20130312) Japón
Revisada para el blogger (JAPÓN 81-20130313) Tochigi Ken
 

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