lunes, 27 de agosto de 2012

Un poco más de tiempo - Bitácora 13


La vida es efímera... es una exhalación
(Foto internet)
Un poco más de tiempo

Escribe: Hugo Tafur
       (peruano)
No lo sabía, tenía planes para hoy pero parece que tendré que cambiarlos diciéndole adiós a mi paseo en bicicleta, “hasta donde choque”, que en mi pueblo significa hasta donde me dé el día; amaneció lloviendo intensamente, con pequeños intervalos de calma, son las 08:48 de la mañana y don Pedro, de quién se dice tiene las llaves de cielo, sigue regando Ashikaga Shi, sin viso que pase pronto el temporal, así que el cambio de mis planes se impone... pero esperen, no lo puedo creer, a pesar de la lluvia un grupo de karasus están en el tejado de enfrente haciendo un coro gutural, parece que de sus cuellos salieran sonidos hechos con un peine y papel… ¿no habrán venido a saludarme y están cantándome "Las Mañanitas"? Desde que llegué a Japón, me he identificado con estas aves, por su inteligencia… su presencia en la isla es tan significativa que su figura estilizada se ha ubicado en el escudo de la selección  de fútbol de Japón, y yo los he tenido, en dos ocasiones, como personajes principales de dos cuentos: “El sabio y el karazu” y “El secreto de los karasus”, así que las considero un ave amiga y pareciera... que ellas responden a mi amistad.

El día de hoy, me pongo muy cerca al límite que Dios señaló en su Palabra como promedio de vida para la humanidad, mi paso por este valle de lágrimas ha sido hasta ahora una exhalación, precisaría de muchas vidas con todo mi poder para hacer realidad mis expectativas y anhelos, sólo me queda reconocer como sabia, la exclamación del rey Salomón, ante la perspectiva de vida efímera: “¡La mayor de las vanidades!.. ¡Todo es vanidad!..” o concluir, con una verdad indubitable, expuesta en la literatura seglar de hace 3 siglos: “La vida es sueño... y los sueños, sueños son” de don Pedro Calderón de la Barca. Llego a una edad, graficamente curiosa, donde el número cabezón de nuestro sistema decimal, se pone de cabeza con pie para dibujar con certeza el número del kilómetro en que me encuentro en el camino de la vida. Edad, en la que hay que admitir, que los dados están echados y que mi ciclo terminará al detenerse ellos… sin embargo, no siento temor ni me aflijo, comprendo que es la ruta natural de nuestra existencia y sé que mi lámpara debe estar consumiendo lo último del combustible que me queda, esperaré con tranquilidad ese momento... que ellos dejen de rodar a la ventura y señalen el final del juego; mientras, seguiré ejerciendo hasta el último momento, mi vocación de vida, que es mi amor irrenunciable y apasionado por esa mujer misteriosa que siempre me subyugó, haciéndome inmensamente feliz, libre y realizado: la literatura… mi llama se extinguirá y en el último instante, bendeciré a los míos, repitiendo como despedida la sexta expresión de mi dechado: “Todo está consumado”. 

 
Orando en la tumba de sus ancestros, pidiéndole
que vuelva (Foto internet)
 He nacido en Chicama, un pueblito de la costa norte de mi patria, al cual pomposamente lo llaman "Llave y Puerta del Valle Chicama", y yo, con cariño mi “Pueblo Chiquito”. Este suceso ocurrió exactamente en la esquina formada por los jirones Progreso y Libertad, según me contaron mis padres, yo llegué “entre gallos y medianoche”, es decir,  a la una y treinta de la madrugada, hora muy respetada en el pueblo, porque según la creencia popular de entonces, a esa hora de la noche, se paseaban por sus calles espíritus malignos, brujas y aparecidos... personajes misteriosos de la cultura ágrafa del pueblo, que se  repetía generación tras generación en las sobremesas, después de las comidas. De estas narraciones escuchadas en mi niñez nacieron: “El cerro de la viuda” (1964); “La amita chica” (1965); “El aquelarre” (1967); “La cruz de la horca” (1968); “El grito del ahogado” (1968); “El cura sin cabeza” (1968); “Las parteras” (1968); “Vamos a florecer” (1969); “Los chicameros de mi tiempo” (1969); “El maniquí” (1970); “La linterna del regador” (1980); “Zita, la panteonera” (1980), etc.; admito, que fueron relatos escuchados a mis mayores y a los viejos de mi pueblo, los que acentuaron mi vocación y nutrieron mi fantasía de niño en un marco de temor. Temor, que mis abuelos maternos se apresuraron en diluir y minimizar, desvistiendo racionalmente el prurito de miedo que los niños creamos ante lo inexplicable y misterioso, tornándolo transitorio en mi alma infantil. De esa etapa, no me queda más que la riquísima secuela de cuentos y relatos escuchados al anochecer, junto a la luz mortecina de algún mechero o linterna a kerosén. 


Hoy, martes 14 de agosto, Japón se encuentra celebrando uno de los eventos más importantes de su tradición nacional, “El Obon” o “Festival de los Ancestros”, costumbre de origen budista, durante la cual, se recuerda y se hace oración por el reposo de los familiares muertos; hay la creencia, que en esta fecha, el espíritu de estos familiares vuelven a casa para reunirse con los familiares, por lo que con anticipación la casa es preparada para recibirlos y ofrecerles una variedad de alimentos, verduras y frutas, las que son colocadas en el “Botsudan” (altar budista de la familia). El día central es el día 15 de agosto, pero el festival, empieza el día 13, día en que en las casas se encienden unos faroles llamados “Chouchin” y los deudos visitan los cementerios para pedir en oración a sus familiares que regresen; el día central, las familias tienen un encuentro muy especial, al cual asisten hasta los familiares que viven lejos o están en otras ciudades, ya que se supone que ese día los visitará el espíritu de los familiares fallecidos, por lo que el ambiente de la casa es saumado con un incienso llamado “Senko” y el altar familiar es decorado con flores y faroles, los presentes se vestirán con “yukatas” , se comerá e incluso, se bailará una danza llamada “Bon Odori”; el día 16, los espíritus visitantes regresarán a sus lugares de descanso y serán guiados por unos faroles pintados con el emblema familiar. Poco después, cientos de faroles serán depositados en el río rumbo al océano.

En lo que a mi respecta, ya que sigue lloviendo, pasaré como es mi costumbre dedicado a las musas, leyendo y escribiendo lo que mi inspiración quiera crear y hacer nacer, trabajo intelectual que me subyuga y me hace feliz. No puedo obviar, sin embargo, que desde hace un momento, queridos amigos y familiares, han comenzado  halagarme con sus llamadas y mensajes, deseándome feliz día y muchos parabienes futuros, detalle que agradezco sobremanera y que responderé uno a uno. Para mí, en esta ocasión, solo pido al Creador un poco más de tiempo, a bordo de esta maravillosa nave que es nuestro planeta Tierra, en la cuál todavía me quedan muchas cosas por hacer y en la que considero, puedo seguir morando, sin significar carga para nadie.  Amén.

 Crédito: Imágenes tomadas de internet
Japón, Ashikagashi (martes 14.08.12) Hora 11:00
Archivo BITÁCORA 13 (20120814) Japón
Revisado para el blogger (JAPÓN 53-20120827) Tochigi Ken 

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