domingo, 11 de agosto de 2013

BANDEROLAS - Niños de la Calle - Bitácora 13

Niños de la Calle
BANDEROLAS
Escribe: Hugo Tafur
      (peruano)

Es madrugada en el puerto, una lluvia fina y persistente va dejando su huella en las aceras y en el asfalto de las calles, tornando su superficie húmeda como espejo, donde se reflejan mortesinas las luces de los postes de alumbrado, cuyas farolas al amanecer, pierden su luminosidad al ser opacadas por ese humo pestilente que arrojan las fábricas pesqueras, niebla industrial que invade inmisericorde las arterias de nuestra ciudad… dándole a los profanos, el razonar simplón, que “cuando Chimbote huele feo es por que hay plata”, superficial  reflexión, acuñada quizá para justificar el asesinato de nuestra bahía, pero sin el conocimiento de todo lo que  implica esta polución atrapada en nuestra ciudad… Han transcurrido casi 40 años, desde que se inició el boon pesquero en nuestro puerto, ¿dónde está el progreso que ha dejado la depredación de nuestro mar? Si observamos con detenimiento las calles y los barrios periféricos de nuestro Chimbote, ahí encontraremos la respuesta descarnada… es madrugada, apretujados sobre unos cartones, en un recoveco cualquiera de un edificio del centro, duermen cuatro niños…

Estamos 24 de diciembre de 1977, esta noche es Nochebuena, Chimbote luce conmovido… hace 19 días que los siderúrgicos obreros y empleados se declararon en huelga general indefinida, la Empresa Siderúrgica del Perú - Siderperú, en evidente burla, se negó a reconocer los pactos y convenios laborales firmados de mutuo acuerdo, lo que no dejó a las dirigencias otra alternativa, que convocar de inmediato a una urgente asamblea general conjunta para el 05 de diciembre, fecha en la que por unanimidad los hombres del acero, decidieron la medida de lucha en la que se encontraban. La historia se volvía a repetir, parecía el sino de los últimos 20 años, los siderúrgicos volvían a levantar su consigna “Sólo con la lucha, al pueblo se le escucha”, tendrían una vez más que arrancar sus conquistas laborales con lucha viril, para ello se mantenían solidamente unidos, incluso era notorio, Chimbote, expresaba su simpatía por los hombres del acero y muchos porteños no siendo siderúrgicos y muchas dirigencias barriales se sumaban a las protestas y marchas.

Respecto a otras noches, la sede sindical ubicada en la última cuadra de la avenida José Gálvez, luce despoblada, una decena de personas voluntarias acompañan a la guardia sindical nocturna de ese día… el grueso de los hombres del acero, se han marchado a sus casas a recibir la Nochebuena en familia… En una mesa pequeña, seis siderúrgicos matan el tiempo jugando a las cartas; otro pequeño grupo, recostado sobre unas bancas, charlan sobre el estado de la huelga; afuera, en el fogón donde se prepara la “Olla Común”, la valerosa compañera Sarita y dos damas más, se esfuerzan por tener lista la leche con chocolate para los compañeros de guardia, quiénes se mantienen alertas, quizá temiendo, que la policía venga esa noche a querer tomar la sede sindical, que ya lo habían intentado en días anteriores; por ello, aparte de las chapas, la rejas lucen encadenadas. El tiempo inexorable avanza, los relojes marcan las 12 de la noche… ¡La Navidad ha llegado!.. Todos los presentes se abrazan, deseándose mutua felicidad y hacen votos, porque el Niño Jesús, pronto bendiga con el triunfo y se termine la huelga…

Había dicho, que la sede sindical siderúrgica esa noche lucía desierta, pero me corrijo, el mañana hecho niñez, duerme placidamente sobre las banderolas de tela y cartón con que los siderúrgicos salen a protestar y mover su huelga por la calles de la ciudad; en un ambiente junto a la sala de reuniones, la secretaría de prensa y propaganda guarda todas sus banderolas, fue el lugar, que los “niños de la calle” habían elegido con el derecho que les da ser hijos del pueblo, para pernoctar y guarecerse de las inclemencias del tiempo; allí, con la inocencia de su edad... fatigados, agotados, hambrientos, sin que nadie se percatara, se escondieron y se quedaron dormidos sobre las banderolas sindicales, sabiéndose seguros en el local de sus “hermanos siderúrgicos”... Mayúscula sorpresa, cuando alguien los descubrió... ellos mismos, en estado de abandono, son banderolas vivas de protesta de una niñez no atendida en sus derechos por el Estado, que inoperante e incapaz, cierra los ojos indiferente ante las pomposas declaraciones de entidades internacionales y múltiples leyes emitidas a favor de la niñez … nuestro futuro, yace dormido en el suelo.        

Las compañeras, al enterarse de la presencia de los niños, apuraron la atención a la guardia nocturna del sindicato y a los pocos voluntarios que acompañaban, y de inmediato, imbuidas de ese sentimiento de madres, se abocaron a preparar una mesa con ocho tazones de chocolate con leche, sendas porciones de panetón y algunos trozos de pollo a la brasa; luego despertaron a los niños, que en la inconciencia de su sueño, como movidos por un resorte,  todos se levantaron a la vez… la voz serena de la compañera Sarita, los terminó de tranquilizar y la siguieron a la mesa que las buenas mujeres habían preparado para ellos; al verlos llegar, un viejo siderúrgico dijo en voz alta ¡Feliz Navidad, niños! Y se acercó abrazarlos, escena que fue imitada por todos los presentes y  que los niños recibieron con agrado y ya sin temor… poco después, disfrutaban de su cena navideña. La casualidad y las circunstancias, habían traído a estos ocho niños, que reflejaban en su rostro infantil la mirada del Niño Jesús… quizá como un mensaje de fe y esperanza, el triunfo de nuestra huelga. Así sea.

Chimbote, (Nochebuena) 24 de diciembre de1977.
Archivo BITÁCORA 13 (26.12.1977)  Chimbote
Revisado para el Blogger (JAPÓN 86- 20130811) Ashikagashi

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