lunes, 3 de diciembre de 2012

GUITARRAS Y VOCES PERUANAS



Armonía Criolla. inicia su actuación y la música
peruana cruza el cielo de Oizumi
En el cielo de Oizumi
Guitarras y voces peruanas

Escribe: Hugo Tafur
        (peruano)

Ayer con mucho sabor me enganché a mi patria lejana, gracias a la música grandiosa de criollos de mi tierra, hubo guitarra y cajón, pulsados con mucho talento y una voz recia y valiente que con orgullo cantó. Es cierto lo que les digo, la tarde estaba fría y el cielo lucía gris, pero desde que embargó el ambiente nuestra música peruana todo cambió en un santiamén, la tarde se tornó cálida y comenzó a correr de mesa en mesa, ese sentimiento que hermana cuando hay música peruana... “La música criolla está llena de historia / y también de mucha gloria, / tiene alma, sentimiento, corazón /y está adornada con mucha sazón.”

César Suzuki, embrujando a la audiencia
con su toque magistral
El chato César Suzuki, con sus acordes geniales y bordoneos soberbios, embriagaba los sentidos haciéndonos delirar; corría don Javier Aguilar, la mano con dulce embeleso, domando el diapasón inquieto y regulando los sonidos. Guitarra llama a cajón y es un hecho comprobado, que a los trinos de la bella hay que ponerle sabor... Como dos inquietas golondrinas que suaves detienen su vuelo, las manos de Oscar Isla, marcaban la voz del cajón, y ante esta invitación, que es un pase muy criollo, Jorge Arteaga señorial, comenzó a cantar Mi Perú… “Música que a todos encanta / y que sobre todo resalta / nuestras costumbres y tradiciones, / a través de sus canciones.”


Jorge Arteaga, haciendo de la
suya con voz señorial
En toda esta algarabía que exaltaba el sentimiento, sentí que todos los pechos se inflamaban de contento. Orgullo que aflora erguido, de nuestra raza peruana, orgullo que aflora henchido por nuestra música peruana. Así desde el escenario, con una voz cautivante, desfilaron de nuestro acervo, valses, polcas y boleros. El nombre de sus autores, fueron mencionados con cariño y aquellos  que lo interpretaron con respeto lo dijeron. La gente estaba en vena tarareando las canciones y con muchas ovaciones premiaban las intervenciones... Sendos vasos de la rubia circulaban por las mesas, porque al que habla y al que canta se le seca la garganta. Fue un festival de canciones del acervo de mi tierra, que recordaban con nostalgia a nuestra patria lejana, al hombre y a la mujer peruana, al amor y al desengaño. Nadie habló de despedida ¡Nadie, quería irse!.. Hasta que rayara la aurora, pero como "no hay plazo que no se cumpla", la actuación inspiradora, fue cerrada con broche de oro, con un popurri de canciones que a la patria recordaron... aun queda en mis oídos el eco de las canciones, el trino de las guitarras y el repique del cajón que a todos nos cautivó. Fue un domingo grandioso, el que pasamos en el club "Alianza Oizumi", pollos a la brasa, tilapia frita, cerveza fría y espumante, brindando por el Perú. En ese ambiente fraterno, nuestra música peruana se percibió celestial...  “Música de Pinglo, El Maestro, / que nos enseñó a querer lo nuestro; / de la gran Chabuca Granda, / que la engrandeció como Dios manda.”



Javier Aguilar, toque fino,
experimentado y jaranero
No podía ser de otra manera, cuando trinan las guitarras y cuando vibra el cajón para ribetear la música de nuestra tierra peruana, la voz del trovador que encanta, lo hace con fe y devoción, conviertiendo cada canción en una contrita oración. Oración que elevada al cielo, es recibida con alegría, por el Dios que quiso un día, que sólo en la tierra peruana, se cante con tanto sabor, nuestra música criolla. No tenemos nada que envidiar... si nos envidian es otra cosa, pero la música peruana que es divina y jaranera, hace bailar en la tierra a hombres de toda raza y en el cielo infinito, nuestros criollos presentes, arman tremendas jaranas, que hacen cantar hasta Dios… “Música que incita a cantar,/ que nos hace bailar, / que alegra corazones / y despierta emociones”.


Oscar Isla, juventud y pasión, hace
hablar a su instrumento
Debo admitir con orgullo que ayer nuestra música criolla, fue roja y blanca bandera ondeando en el cielo de Oizumi. Orgullo de quiénes estuvimos, en el club “Alianza Oizumi”, viendo desplegar nuestra enseña con sabor, repique y cajón, a ese conjunto de nota llamado “Armonía Criolla”, conjunto de bardos peruanos que dirige César Suzuki, un sencillo muchacho, de mucho mundo y saber, pues paseó con los grandes, nuestra  música peruana. El "Chato Suzuki", tiene una rica historia de vivencias y trayectoria que en otra crónica narraremos. Lo grandioso de esta gente que integra el conjunto peruano, es que todos son corazón pues viven en diferentes ciudades, desde donde vienen para ponerle sabor, por ejemplo: Jorge Arteaga (Cantante) vive en Oizumi; César Suzuki (1era. Guitarra) vive en Fukaya; Javier Aguilar (2da. Guitarra) en Tochigi ken; Oscar Isla (Cajón-Repercusión) vive en Ibaraki, entonces sin duda alguna, hay que sentir mucho amor y llevarlo en la sangre, para lograr la cohesión que ellos exhiben con cariño por la música peruana. Trabajar y cultivar un arte, es difícil y sacrificado aquí en Japón, donde sólo se puede contar con el tiempo libre del descanso después del arduo trabajo... “Música que con su letra nos culturiza,/ con sus notas melodiosas nos humaniza, / nos recuerda a los bardos del ayer /  y nos hace enorgullecer.”

Debo reiterar, que ha sido una vivencia grata la que hemos experimentado aquí en Japón,  justo relax para una prolongada permanencia de diez años con duro trabajo, bella ocasión para recargar nuestro espíritu y que mejor con la energía criolla que significa escuchar y vivir nuestra música peruana, en un reducto como el club “Alianza Oizumi”, donde Marco Shimabukuro, ha tenido la inspiración de aperturar el lugar para enarbolar y poner en alto nuestra enseña en la "Tierra del Sol Naciente". Exponer el arte peruano requiere de  mucho trabajo y valor, implica amar nuestro país y estar orgulloso de el. El club "Alianza Oizumi" es destino inevitable de peruanos y extranjeros que aman la música criolla. Finalmente, quiero expresar mi agradecimiento, primero, a mi amigo Jaime Kuzimoto, quién fue "el culpable" para que yo visitara ese altar del criollismo ubicado frente a la "Eki" (estación) de Nishiko Oizumi; otro agradecimiento muy sentido, a César Suzuki, director del conjunto “Armonía Criolla”, por la deferencia de dedicarme una de sus interpretaciones, mi agradecimiento también  a los integrantes de "Armonía Criolla" por cantar nuestra música con mucho arte y sentimiento, haciendonos sentir añoranza y orgullo por nuestra patria, el Perú… “Música con sentimiento,/ que aviva nuestro pensamiento,/ con versos del alma y del corazón,/ convertidos en hermosa canción.”

Fe de crédito: Los ribetes de cada párrafo en letra cursiva y negrita, pertenecen al bello poema del Ingº Darío Mejía, peruano, escritor, investigador, maestro y poeta, residente Melbourne, Australia 

Japón, Ashikaga shi, 03 de Diciembre de 2012
Archivo BITÁCORA 13 (Japón 69-20121203) Oizumi

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