sábado, 29 de diciembre de 2012

UNA NIÑA HABLA EN LA ONU - Bitácora 13


Símbolo "Cumbre para la Tierra
 Severn Suzuki, habló en Río de Janeiro 1992
“Seguimos actuando como si tuviéramos todo el tiempo”

Escribe: Hugo Tafur
         (peruano)
Desde 1972, cuando se celebró en Estocolmo, Suecia, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, la atención del medio ambiente adquirió importancia internacional prioritaria; sin embargo, como todo lo que acuerda el hombre sin mucho interés esa importancia inicial fue vista sin mayor urgencia, y una vez más, la insensibilidad y el egoísmo humano desaceleraba y posponía la atención que le atenía por tratarse de su medio ambiente, de su hogar, de su planeta Tierra. La verdad por muchos años no se hizo casi nada, ningún país adoptó  o asumió con responsabilidad actividades que consideraran al medio ambiente como tema congruente con sus planes de ampliación y desarrollo industrial, pese a que ya los científicos señalaban con alarma la perforación de la capa de ozono, contaminación ambiental inmisericorde de mares, lagos y ríos, calentamiento de la Tierra, deshielos, degradación de los bosques con extinción de la vida en todos sus aspectos.

Ante esta falta de afecto por la raza humana y el planeta, la ONU estableció en 1983, once años después, la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, presidida por el noruego Gro Harlem Brundtland; quienes en su informe, concluyeron que si bien teníamos derecho a vivir el presente, no teníamos derecho a poner en peligro el futuro de la humanidad destruyendo el medio ambiente, por lo que los planes y proyectos económicos-industriales de los países, pasaba por incluir dentro de ellos, la protección del medio ambiente. Ante esta herida tan expuesta, tan notoria, tan atentatoria, había llegado el momento de actuar con decisión, de tomar acuerdos asépticos que frenaran la contaminación y destrucción del planeta; y así, la Asamblea General de las Naciones Unidas, ONU, convocó a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD). Esta conferencia celebrada en Río de Janeiro, Brasil, entre el 3 y 14 de junio de 1992, veinte años después de la de Estocolmo, se le conoce como Cumbre para la Tierra.

La Tierra en las manos del hombre
(Foto internet)
No es mi objetivo en esta crónica, analizar los resultados de esta cumbre, que  en honor a la verdad, tuvo un final muy auspicioso sobre las bases de la comprensión y los intereses comunes, logró un acuerdo asociado  que debería regir en el futuro los derechos y obligaciones de los países desarrollados y las naciones en vías de desarrollo, un plan mundial de principios que definían y normaban las actividades futuras con la obligación de cuidar el medio ambiente de nuestro planeta. Se hicieron presente en esa conferencia celebrada en Río de Janeiro, 178 países del mundo, de los cuales, 108 delegaciones estaban presididas por jefes de estado y de gobierno. Desde esta "Cumbre para la Tierra" celebrada en 1992, flota en el mundo un espíritu que moviliza el interés y participación de los gobiernos, organizaciones no gubernamentales, bancos de desarrollo y personas de todo el mundo. En ese acontecimiento histórico para la humanidad, aún se recuerda, lo que para mi gusto fue la cereza que faltaba a la tarta de esa reunión mundial y la puso una niña, que por tener esa condición, fue como si llegara con una antorcha para prender el pebetero de la conciencia mundial como luego veremos.

A quiénes nos preocupa la suerte de nuestro planeta, seguimos con mucho interés cumbres para la Tierra, como la celebrada en Río de Janeiro en el año 1992. Sabíamos que de la comprensión, interés y sabiduría con que se enunciara y abordara las  diferentes posiciones de los representantes, dependía los acuerdos finales que normarían el cuidado y protección del medio ambiente de nuestro hogar. Sorpresivamente, una niña canadiense de 12 años de edad se encaramó en el atril y hacía uso de la palabra en el más grande y solemne forum mundial, al principio la Asamblea presidida por Maurice Strong, la miró con curiosidad… ¿Qué iba a decir la niña?... Ella con voz clara y serena se presentó, luego en menos de ocho minutos desarrolló un discurso que dejó atónitos y sacudió la conciencia de los representantes de los 178 países ahí reunidos… la voz de los niños del mundo, en boca de Severn Suzuki se escuchaba firme y clara... Al finalizar, la Asamblea de la Naciones Unidas permaneció en silencio, luego, saliendo de su asombro premió la intervención de la niña canadiense con un sonoro aplauso. El discurso en mención, es el que a continuación transcribimos:

Severn Suzuki, en su discurso histórico
en la ONU (Foto internet)

“Hola, soy Severn Suzuki y hablo por ECO (Environmental Children’s Organisation), Organización Infantil del Medio Ambiente. Somos un grupo de niños de 13 y 14 años de Canadá intentando lograr un cambio: Vanessa Suttie, Morgan Geisler, Michelle Quigg y yo. Recaudamos nosotros mismos el dinero para venir aquí, a cinco mil millas para deciros a vosotros, adultos, que tenéis que cambiar vuestra forma de actuar. Al venir aquí hoy, no tengo una agenda secreta. Lucho por mi futuro.
Perder mi futuro no es como perder unas elecciones o unos puntos en el mercado de valores. Estoy aquí para hablar en nombre de todas las generaciones por venir. Estoy aquí para hablar en defensa de los niños hambrientos del mundo cuyos lloros siguen sin oírse. Estoy aquí para hablar por los incontables animales que mueren en este planeta porque no les queda ningún lugar adonde ir. No podemos soportar no ser oídos.
Tengo miedo de tomar el sol debido a los agujeros en la capa de ozono. Tengo miedo de respirar el aire porque no sé qué sustancias químicas hay en él. Solía ir a pescar a Vancouver, mi hogar, con mi padre hasta que hace unos años encontramos un pez lleno de cánceres. Y ahora oímos que los animales y las plantas se extinguen cada día, desvaneciéndose para siempre.
Asamblea de la ONU (Foto internet)
Durante mi vida, he soñado con ver las grandes manadas de animales salvajes y las junglas y bosques repletas de pájaros y mariposas, pero ahora me pregunto si existirán siquiera para que mis hijos los vean.
¿Tuvieron que preguntarse ustedes estas cosas cuando tenían mi edad?
Todo esto ocurre ante nuestros ojos y seguimos actuando como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos y todas las soluciones. Soy solo una niña y no tengo todas las soluciones, pero quiero que se den cuenta: ustedes tampoco las tienen. No saben como arreglar los agujeros en nuestra capa de ozono. No saben como devolver a los salmones a aguas no contaminadas. No saben como resucitar un animal extinto. Y no pueden recuperar los bosques que antes crecían donde ahora hay desiertos. Si no saben como arreglarlo, por favor, dejen de romperlo.
Aquí, deben ser delegados de gobiernos, gente de negocios, organizadores, reporteros o políticos, pero en realidad sois madres y padres, hermanos y hermanas, tías y tíos, y todos vosotros sois el hijo de alguien.
Aún soy solo una niña, y sé que todos somos parte de una familia formada por cinco billones de miembros, de hecho por treinta millones de especies, y todos compartimos el mismo aire, agua y tierra. Las fronteras y los gobiernos nunca cambiarán eso. Aún soy solo una niña, y sé que todos estamos juntos en esto y debemos actuar como un único mundo tras un único objetivo. En mi rabia no estoy ciega, y en mi miedo no estoy asustada de decir al mundo como me siento.
En mi país derrochamos tanto… Compramos y despilfarramos, compramos y despilfarramos, y aún así así los países del Norte no comparten con los necesitados. Incluso teniendo más que suficiente, tenemos miedo de perder parte de nuestros bienes, tenemos miedo de compartir. En Canadá vivimos una vida privilegiada, plena de comida, agua y protección. Tenemos relojes, bicicletas, ordenadores y televisión.
Hace dos días, aquí en Brasil, nos soprendimos cuando pasamos algún tiempo con unos niños que viven en la calle. Y uno de esos niños nos dijo: “Desearía ser rico, y si lo fuera, daría a todos los niños de la calle comida, ropas, medicinas, hogares y amor y afecto”. Si un niño de la calle que no tiene nada está deseoso de compartir, ¿por qué somos nosotros, que lo tenemos todo, tan codiciosos?
No puedo dejar de pensar que esos niños tienen mi edad, que el lugar donde naces marca una diferencia tremenda, que podría ser uno de esos niños que viven en las favellas de Río; que podría ser un niño muriéndose de hambre en Somalia; una víctima de la guerra en Oriente Medio o un mendigo en India.
Aún soy solo una niña y se que si todo el dinero gastado en guerras se utilizara para acabar con la pobreza y buscar soluciones medioambientales, qué lugar maravilloso sería la Tierra. En la escuela, incluso en el jardín de infancia, nos enseñan a comportarnos en el mundo. Ustedes nos enseñan a no pelear con otros, a arreglar las cosas, a respetarnos, a enmendar nuestras acciones, a no herir a otras criaturas, a compartir y no ser codiciosos.
¿Entonces por qué salen fuera y se dedican a hacer las cosas que nos dicen que no hagamos?
No olviden por qué asisten a estas conferencias, lo hacen porque nosotros somos sus hijos. Están decidiendo el tipo de mundo en el que creceremos. Los padres deberían poder confortar a sus hijos diciendo: “todo va a salir bien”, “esto no es el fin del mundo” y “lo estamos haciendo lo mejor que podemos”.
Pero no creo que puedan decirnos eso más. ¿Estamos siquiera en su lista de prioridades? Mi padre siempre dice: “Eres lo que haces, no lo que dices”.
Bueno, lo que ustedes hacen me hace llorar por las noches. Ustedes, adultos, dicen que nos quieren. Os desafío: por favor, haced que vuestras acciones reflejen vuestras palabras. Gracias.

Severn Suzuki, años después
(Foto Internet)
Después de diez años de esa histórica Asamblea celebrada en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1992; las Naciones Unidas ONU, se apresta a celebrar a fines de agosto de este año, una nueva Asamblea Mundial Cumbre por la Tierra en Johannesburgo, África del Sur… Ojalá que las palabras pronunciadas por Severn Suzuki, cuando era niña, hayan servido para aligerar el paso y no sean premonitorias: “Seguimos actuando, como si tuviéramos todo el tiempo”.

Click en el link para ver discurso:
http://youtu.be/Hhciwpc2yx0

Chimbote, 07 de junio de 2002 
Archivo BITÁCORA 13 (20020607) Chimbote 
Revisada para el blogger (JAPAN 70-20121229) Tochigi Ken

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