La sobremesa familiar, mi escuela primera |
Mi escuela primera
La sobremesa familiar
Escribe: Hugo Tafur
(peruano)
La prisa con que se vive hoy el día a día, esta atentando contra la unidad familiar… matando una tradicional costumbre, cuya práctica diaria, sentaba las bases para los hábitos positivos: “la sobremesa”. A mi modo de ver, es la escuela primera, donde todos los miembros de la familia en un ambiente de armonía y paz, aprenden a comunicarse, generándose mutua confianza, amor, hermandad, respeto, cooperación e identificación, con los valores familiares que constituyen una familia respetable. En ese entorno, los niños van desarrollando su personalidad, gracias al amor que perciben y al conocimiento que van adquiriendo, al asomarse a la vida. Escuchar y disfrutar, las interesantes pláticas de mis mayores en las sobremesas, fue mi escuela primera, y el silencio, en los que se sumía el hogar de mis abuelos por las tardes, cuando se cumplía el rito familiar de la lectura, crearon en mí, primero, el deseo de pronto aprender a leer y después, el gusto perenne del saber, hábito que nunca he abandonado.
Cuando aprendí a leer, las revistas y libros que dejaban a mi alcance, tenían la supervisión de mi abuela materna y mi madre, quiénes procuraban acercarme lectura motivadora para afirmar mi hábito, leía: cuentos, leyendas, pequeñas biografías y sin que haya el propósito de hacer de mi un religioso, leía los libros más llamativos y digeribles de La Biblia, junto a “Billiken”, “Peneca”, “Tarzán”, “Superman”, “Los Halcones Negros”, “Roy Roger”, “Gene Autry”, “Vidas Ilustres”, “Vidas Ejemplares”, “Grandes Viajes”, etc.; tiempo después, ya con un docena de años, leía todo lo que me caía en las manos, con avidez de abeja en jardín, un poquito de aquí y un poco de más allá, alternando con mis pasatiempos favoritos: el trompo, las canicas, el bolero y el fútbol. Por esa época, leyendo libros de historia, mitología, caballería y escuchando el relato de mis mayores, supe que hubo en pasadas épocas, caballos y perros famosos, que sobresalieron por su nobleza y valentía mostrada como cabalgadura o compañía de personajes que hicieron la historia del mundo.
Pegaso, el caballo mitológico que me cautivó |
Respecto a los canes "los mejores amigos del hombre", desde que fui niño atrajeron mi atención y de hecho, fueron mis compañeros de juego varios de ellos, formando parte del anecdotario familiar: "Argos", “Belú”, “Burbuja”, “Española”, “Limeña”, “Teresita”, etc. También, en mi niñez, vibré con las aventuras de “Rin Tin Tín”, un pastor alemán, que se constituyó en estrella de Hollywood; igual, me ocurrió con “Lassie”, una perra collie, muy querida por los niños del mundo, gracias a sus aventuras llevadas al celuloide y tiempo después a la televisión. Otras mascotas, que llenaron mi mundo juvenil con sus hechos, fueron: “Argos”, el perro de Ulises, rey de Itaca, famoso por haber ideado y construido el “Caballo de Troya”, con cuya estratagema los griegos pudieron vencer a los troyanos; “Laika”, tripulante de la nave espacial “Sputnik 2”, la perrita soviética fue lanzada el 3 de noviembre de 1957, constituyéndose, en el primer ser vivo que orbitó la Tierra. Otro perro que me cautivó, al conocer su historia, fue “Barry”, un San Bernardo francés, que salvó la vida de muchas personas en las montañas nevadas. Igualmente, me resultó de gran admiración, la historia de “Nevado”, un perro mucuchíe, regalo de un campesino venezolano de los andes de Mérida, al general Simón Bolívar, este noble animal, murió en la batalla de Carabobo, junto a su fiel cuidador “Tinjaca”. En este apretado recordatorio, no puedo olvidarme de “Fala”, el terrier escocés, mascota engreída del presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, que se constituyó, en su compañero inseparable, al extremo, de hoy lucir su figura, junto a la estatua erigida al presidente en Washingtón D.C.; y finalmente de “Hachiko”, un perro japonés de la raza “akita inu”, cuya fidelidad para con su dueño hasta 9 años después de muerto, lo ha convertido en el símbolo de lealtad en Japón, hecho que relato en una crónica aparte.
El presidente F.Roosevelt y "Fala" |
Como podrán deducir, esta nota no hubiera sido posible, si mi amor por el conocimiento y la literatura, no se hubiera sembrado en las sobremesas familiares, reuniones que vuelvo a reiterar fueron mi escuela primera, y donde mis mayores, presididos en la mesa por mis abuelos maternos, trataban temas diversos que despertaban nuestra curiosidad de niños y que en lo recóndito de nuestro ser, nos hacía anhelar el deseo de ser miembros activos de las sobremesas, empezando por aprender a leer, para descifrar que decían los libros y revistas acumuladas en los armarios de la biblioteca del abuelo. Fue en esas sobremesas, que escuché ponderar el valor de una familia honorable y lo importante que resultaba que ésta, compartiera y trasmita mediante sus miembros, las virtudes que hacen de una sociedad un pueblo libre y alegre… imposible de ser callado o dominado.
Tinjaca. junto a "Nevado" (estatua) |
CRÉDITO: Las fotos que ilustran esta nota, han sido tomadas de internet.
Japón, Tochigi Ken, 30 de marzo de 2005
Archivo BITACORA 13 (2005.03.30) Japón
Revisado para el Blogg (Japón 96-20131201) Ashikagashi